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EL MINUTERO

Superiberia
  • Por Andrés Timoteo / columnista

AQUEL VIERNES 13
 Extraña coincidencia, fue hace exactamente cinco años, un viernes 13 cuando se desató el horror en la llamada Ciudad Luz. No fue el horror del tradicional Viernes 13 potenciado por las leyendas urbanas y las películas de Hollywood sobre fantasmas y locos asesinos sino el provocado por el ser humano que intoxicado por el fanatismo religioso se convierte en depredador de sus propios
congéneres. 
Hace un lustro, el viernes 13 de noviembre del 2015, el terror se adueñó de París con los atentados terroristas más sangrientos de su historia. En siete puntos de la urbe, los extremistas islámicos cometieron masacres escalonadas. Comenzaron en el Estadio de Francia donde asesinaron a una persona, luego atacaron en cinco puntos del norte y este parisino. En los bares “Carrillon” y “Petit Cambodge” asesinaron a trece más.
Otras cinco cayeron bajo las balas en la “Bonne bière” mientras que en “Comptoir Voltaire” y “Belle équipe” fueron 21. La escalada terrorista concluyó en la sala de conciertos Bataclan donde abatieron a 90 personas. El saldo total de la masacre cometida por yihadistas del Estado Islámico fue de 130 víctimas. Y París quedó desnuda, expuesta. Se supo lo
vulnerable que es.
El viernes pasado se conmemoró el quinto aniversario de aquella noche de terror. Se hicieron guardias de honor en los sitios de la matanza y se depositaron ofrendas florales delante de las placas que tienen los nombres grabados de cada una de las víctimas. Estos espacios se convirtieron en los ponderados “lugares de memoria” que señalan historiadores, sociólogos y antropólogos como marcas para honrar y para no olvidar.
En algunos se construyeron pequeñas jardineras donde siempre hay plantas bien cuidadas y floreciendo, y en otros por estar en las aceras de hormigón no son posibles las jardineras, pero nunca falta algún ramillete florido, un peluche, una fotografía o algún obsequio a guisa de tributo. El viernes también la Torre Eiffel se apagó durante la noche en señal de duelo por aquel golpe terrorista que cegó 130 vidas.
Será en el 2021 cuando se realice el juicio contra 21 personas involucradas en esos atentados, aunque la mayoría son responsables secundarios pues los atacantes directos perecieron inmolándose o fueron abatidos. El único terrorista primigenio que está vivo es Salah Abdeslam, quien estuvo huyendo cuatro meses -fue capturado en marzo del 2016-. De 30 años, Abdeslam creció en Bélgica, se educó como europeo, pero se alimentó del odio inoculado por sus parientes y cercanos inmigrantes de Medio Oriente.
A cinco años de distancia tampoco están cerradas las heridas sociales ni personales. Desde el 2015 el miedo se respira en París por el riesgo de que en cualquier momento y en cualquier lugar aparezca alguna célula kamikaze o un ‘lobo solitario’ que asesine a mansalva. En lo personal, los sobrevivientes tampoco superan el trauma a pesar de que la mayoría recibió tratamiento sicológico casi
inmediatamente.
Carlos, un compañero de maestría en La Sorbonne, fue uno de los que lograron escapar con vida del Bataclan. Había ido a disfrutar del concierto del grupo de rock “Eagles of Death Metal” y milagrosamente evadió las ráfagas de fuego al arrojarse al suelo y arrastrarse hasta una salida de emergencia. Hasta la fecha, Carlos sigue bajo tratamiento sicológico porque le pesa “la culpa del sobreviviente” -algo que coincidentemente aqueja a muchos periodistas mexicanos que han sobrevivido a los episodios de plomo en años recientes-.
Primo Levi, escritor italiano y sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz, habla de esa “culpa del sobreviviente” en su libro “Los hundidos y los salvados” que es parte de la trilogía sobre sus vivencias en ese infierno nazi. Levi dice que los muertos -en algún hecho trágico y terrible- son la regla y los sobrevivientes la excepción. Una “anomalía”, los llama y cuando pasa el tiempo, los que sobrevivieron comienzan a preguntarse: ¿por qué ellos sí (murieron) y yo no? Y entonces viene la culpa que frecuentemente no se supera nunca.
Testimonio de lo anterior es el mismo Levi quien en 1987 se suicidó, un año después de terminar su último libro, precisamente “Los hundidos y los salvados”, y 42 años después de que fue rescatado de Auschwitz. Nunca superó la “culpa del sobreviviente” Así, muchos que sobrevivieron aquel Viernes 13 en París están presos de esa culpa por no haber perecido.  Extrañas rutas de la psiquis y del destino. Las balas no se han acabado para ellos como tampoco el terror ha finalizado para muchos, en diversas partes del mundo, que lograron escapar de los lobos rabiosos cualquiera que sea su disfraz.
 
 MORALEJA NEGACIONISTA
México entró en la lista de países que han rebasado el millón de contagiados con la Covid-19, según el reporte del fin de semana. Los muertos superan los 98 mil y en esta semana seguramente se llegará a los 100 mil, todo un espanto. Aun así, los mexicanos y los veracruzanos son también una suerte de kamikazes porque creen que ya no existe la peste. Todos los negocios, templos, salas de diversión y sitios de reunión están abiertos.
La gente está de fiesta: ya no se habla de usar cubrebocas, guantes y gel desinfectante ni de guardar el confinamiento o por lo menos la distancia social. Veracruz ya suma casi 40 mil infectados y más de 5 mil fallecidos y conforme a la curva
progresiva -que no se ha aplanado- este 2020 finalizará con unos 6 mil decesos, cumpliéndose las proyecciones difundidas con anticipación.
En México y en Veracruz, no se puede hablar de “inmunidad de rebaño” sino de “mortandad de borregos”, a gusto del manejo político-electoral que las autoridades le dan a la pandemia.En el conteo estatal, Orizaba y Córdoba siguen ocupando el tercero y cuarto lugar en el número de contagiados con 2 mil 282 y 2 mil 099 según el reporte epidemiológico del fin de semana. Es decir, son lugares de alto contagio, pero la ‘borregada’ anda como si fuera carnaval, corriendo rumbo al matadero.
Por cierto, un lamentable ejemplo del negacionismo fomentado desde el gobierno, pero de consecuencias reales y luctuosas son los decesos de las dos alcaldesas de Moloacán, las morenistas Victoria Rasgado Pérez y Carmen Prieto Mortera. Ambas sucumbieron por la Covid-19 con apenas tres meses de diferencia.
Ninguna terminó el mandato edilicio, una estuvo poco más de dos años y la segunda solo 86 días. Vaya caso, son dos muertes simbólicas de militantes de un partido que niega la pandemia para agradar al caudillo de palacio nacional. Moloacán es ejemplo nacional en medio de la mortandad y su cruel moraleja es que el negacionismo mata.
 
PREGUNTAS DE TIERRA
 El gobernante en turno de Veracruz, Cuitláhuac García presentó ayer, por medio de terceros, su segundo informe de gobierno ante el congreso local. La encargada de entregar el legajo fue Waltraud Martínez -apodada la “Señora Wal-Fraud-e”-, jefa de la Oficina de Gobierno y lo que son las cosas, la nota del evento no fueron los avances de la entidad sino la declaración de la funcionaria de que no será el último informe que rinda el mandatario en funciones.
Es decir, antes de hablar de contenido del informe se prestó a atajar las especulaciones de que García Jiménez pedirá licencia en diciembre cuando se cumplan los dos años de funciones que exige la constitución local para no convocar a nuevas elecciones y permitir que se nombre a un gobernante sustituto. Esa versión ha sido manejada desde el 2019 y muchos -incluyendo a los mismos morenistas- esperan
ansiosamente que se concrete. No obstante, según la funcionaria Martínez eso no sucederá.
Del contenido del segundo informe y del mensaje que dio García Jiménez no hay mucho que agregar, únicamente recordarles a los lectores ese breve ejercicio para evaluar los resultados de un representante popular haciéndose algunas preguntas. Una, ¿fue beneficiado con un programa, una obra pública, una ley u obtuvo justicia en algún caso en que le hayan vulnerado mis derechos durante estos dos años? Dos, ¿su colonia, comunidad, pueblo o ciudad está mejor que antes de iniciar el gobierno cuitlahuista?
Tres, ¿considera que la situación económica y social de usted o su familia es más estable con el actual gobierno? Y cuatro, ¿cree que acertó o se equivocó al darle el voto al actual gobernador en el 2018? Una pregunta adicional o más bien opcional sería: ¿a García Jiménez lo volvería a votar de nuevo o pediría la revocación de mandato por haberlo decepcionado? Las respuestas de esas cuestiones son el termómetro de los dos años del gobierno en el estado, no hay que hacer un análisis profundo sino una impresión ‘a ras de tierra’ y en base a la experiencia personal y comunitaria inmediata, como dicen los sociólogos.
 
EL CONFETI
 Patrocinio Cisneros, secretario de Gobierno, niega que amenace a alcaldes de oposición y dice que las acusaciones en su contra, que ya llegaron al Senado, son mentiras con trasfondo político. Y lo dice orondo a pesar de que la propia alcaldesa de Jamapa, Florisel Ríos, asesinada la semana pasada, dejó un audio póstumo hablando de ese acoso y amenazas que le hizo. El funcionario sigue el consejo de los caraduras: “tú niega la fiesta, aunque te encuentren los calzones llenos de confeti”.
A Cisneros solamemte le faltó mandar a los periodistas a preguntarle a la alcaldesa de Córdoba, Leticia López Landero, sobre lo bien que la trata y todas las tropelías que le tolera.
Tampoco tarda López Landero en salir a la palestra mediática para desmentir los señalamientos hacia el funcionario y lanzarse contra sus homólogos alcaldes sin importarle que sean mujeres. Entre ellos, los facinerosos, se cuidan la retaguardia.

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