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EL MINUTERO

Superiberia
  • Por Andrés Timoteo / columnista

LA MATRAQUERA
Se cumplen los pronósticos. En una columna anterior se anticipó que la alcaldesa de Córdoba, Leticia López Landero, iba a salir a la palestra mediática para defender al secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, quien ha sido acusado de amenazar y hostigar a ediles de oposición, entre ellos varias mujeres. Se aludió que entre los facinerosos se cuidan la retaguardia y así sucedió.
López Landero no solo se puso de lado del montaraz funcionario, sino que hasta se trasladó a Xalapa con matraca en mano para arroparlo durante su comparecencia en el Congreso local, el miércoles pasado, como parte de la glosa del segundo informe del gobernante en turno, Cuitláhuac García Jiménez. Más puesta que un calcetín, la munícipe cordobesa no reparó en lisonjas para el compareciente.
“He trabajado de la mano con el secretario y no tengo ninguna mala referencia que decir, al contrario”, dijo en su melaza discursiva. Es más, aseguró que su visita a la Legislatura como matraquera de Cisneros Burgos estuvo ¡alejada de toda politiquería! -esta señora no tiene pudor- y que todo lo hace por los ciudadanos. Habrá que preguntarles a los cordobeses si aprueban su zalamería, ¿no creen?
Pero la perla en sus declaraciones de prensa fue que “si le va bien al gobernador y al secretario, le va bien a Córdoba y a todo Veracruz” -risas-. Es falso porque si le va bien a Patrocinio Cisneros le irá bien a los López Landero que es algo muy diferente. La alcaldesa tiene un pacto con ese funcionario para entregarle el ayuntamiento al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en los comicios del año próximo a cambio de impunidad por sus pillerías y, si acaso, de alguna candidatura o cargo público para sus hijos.
Es mentira que se sacrifique por los ciudadanos yendo de porrista de un impresentable, lo hace por sus intereses personales y familiares.  Por cierto, eso de que López Landero se cuidaba para no contagiarse de la Covid-19 y pasó meses en su residencia sin ir a trabajar al palacio municipal quedó en evidencia con su visita al Congreso local, pues no le importó el riesgo de infectarse con la gripe pandémica en un recinto cerrado donde se amontonaron al menos dos centenares de personas. Lo que hay que hacer por la chuleta.
Sin embargo, más allá de los intereses personales y la conveniencia ‘politiquera’ -esa sí- de la señora López, su papel de matraquera del secretario de Gobierno es una agresión a su propio género y una contradicción a la alharaca feminista a la que tanto recurre. No hay que olvidar que, en su discurso de toma de posesión del primero de enero del 2018, la edil presumió que encabezaría el primer ayuntamiento con paridad de género.
“He empeñado mi palabra de que gobernaré no solo con una perspectiva de género sino con perspectiva de familia, haré lo que pueda para reivindicar el rol protagónico de la mujer”, arengó en esa ocasión. Es más, López Landero llegó al grado de solicitar aplausos para su progenitora, presente en el evento, bajo el argumento de que ella la había educado en los valores y principios que la hicieron colocarse al lado de “la dignificación por las mujeres y la política”.
Pero se ve que no le sirvieron las enseñanzas maternas porque ahora hace maroma y teatro para defender a un personaje profundamente misógino que amenaza a las mujeres que están en la vida pública. Tres casos bastan para retratar a Patrocinio Cisneros en su embestida contra las féminas: uno, cuando obligó a la ex presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez Huerta, a renunciar sugiriéndole “que pensara en su familia”.
Dos, cuando amenazó a la directora del periódico “El Dictamen”, Bertha Ahued Malpica, tras la publicación de una editorial que no le gustó. “El que se lleva, se aguanta” le advirtió en un mensaje en la red social Twitter. Y tres, las amenazas y hostigamiento institucional a la alcaldesa de Jamapa, Florisel Ríos Delfín, entre ellas el desarme de la policía municipal que la dejó en indefensión. La edil fue asesinada el miércoles de la semana pasada por un grupo de sicarios.
Las acometidas de Cisneros Burgos contra las mujeres no le importaron a la señora Leticia López Landero. La edil cordobesa es una vergüenza para su género por su falta de sororidad y su impudor para echarle porras a un agresor de féminas. Y no es la única que incurre en esa contradicción, pues hay al menos otras tres alcaldesas que fueron a Xalapa para adular al funcionario y defender lo indefendible. Ellas son Mayra Torres Domínguez, de Chacaltianguis; Clara Luz Domínguez Vargas, de Tlacojalpan, y Karina Lugo Barrón, de Zacualpan.
 
ALIADO MALTRATADO
Las alcaldesas y los ediles varones que están volcados a favor del morenismo deberían verse en el espejo del orizabeño Fidel Kuri Grajales, quien en las elecciones del 2016 y 2018 fue operador de Morena y ahora, esos mismos que ayudó, le dieron la patada. Además de financiar la campaña de Cuitláhuac Gracía, según los díceres, también aportó al proselitismo del candidato a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador.
Recuerden que puso a disposición gratuitamente el estadio Luis “Pirata” de la Fuente en Boca del Río para el cierre de campaña de López Obrador en la entidad, porque en ese tiempo tenía en comodato el inmueble como parte de la franquicia del equipo Tiburones Rojos, es decir, que se aventuró a usar una propiedad estatal para una campaña electoral. El riesgo no valió la pena porque la “cuarta transformación” no lo rescató financieramente como esperaba y lo dejó solo cuando la Federación Mexicana de Futbol (FMF) desafilió al club deportivo.
Pero aún, ayer esos mismos a los que apoyó en la campaña electoral lo echaron oprobiosamente del estadio boqueño. Un grupo de policías estatales rompieron con marros las puertas del inmueble para que ingresaran funcionarios de la Dirección de Patrimonio del estado a tomar posesión del mismo. “Recuperarlo”, indicaron en el boletín oficial, como si el tipo se lo hubiera apropiado o robado. El aviso para los acomedidos aliados del morenismo: cuando ya no son de utilidad los corren hasta con la fuerza pública. Y la frase aleccionadora para Kuri Grajales: cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde.
 
LA DEMOCRACIA FUNCIONA
Sí se puede… sí se pudo. La gente puede corregir el rumbo político y gubernamental. La sociedad puede autorregularse y resanar su sistema representativo usando los instrumentos democráticos. Los votantes pueden escarmentar a sus malos representantes populares y echarlos del poder o, asimismo, pueden reinstalar o refrendar los esquemas que consideran funcionales. Eso se llama democracia participativa.
La democracia participativa tiene ahora instrumentos adicionales al sufragio electivo. Los tres por excelencia son el plebiscito, el referéndum y la consulta popular y, en estos últimos meses, se ha comprobado que esos funcionan y para bien. En al menos cinco países -Italia, Chile, Bolivia, Estados Unidos y Brasil- se ha dado ejemplo a seguir en el resto del mundo al usarlos para poner un alto al populismo, al autoritarismo, al dispendio y a las intentonas de imponer gobernantes al servicio de las cúpulas.
A través de un referéndum celebrado el 20 de septiembre, los italianos decidieron recortar de 945 a 600 los diputados y senadores generando un ahorro millonario en el erario al eliminar la sobrerrepresentación parlamentaria, es decir, al dejar de mantener a muchos vividores de la política. Golpe a la burocracia dorada, pues.
El 25 de octubre, Chile celebró un plebiscito para cambiar la Constitución del país, herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y la gente se volcó a las urnas para repudiar al autoritarismo transexenal representando por leyes emanadas de un gobierno de terror. Hubo una participación histórica del 78.2 por ciento a favor del cambio de la carta magna que rige al país sudamericano.
Bolivia celebró elecciones presidenciales el 18 de octubre, luego de un período de inestabilidad tras la renuncia de Evo Morales, en noviembre del 2019, en medio del escándalo de fraude para reelegirse por un cuarto mandato. Hubo protestas callejeras y agitación política durante un año y se llegó a hablar de ‘golpe de estado’, una retórica que el mismo Morales azuzó desde su exilio, primero en México y luego en Argentina.
Aun cuando todo apuntaba a la llegada de la derecha revanchista al poder boliviano eso no ocurrió, ya que en los comicios la mayoría decidió porque siguiera el proyecto de izquierda y votó en más del 50 por ciento por el economista Luis Arce del Movimiento al Socialismo (MAS) al que pertenece el evismo. Es decir, el sufragio masivo reinstaló en el poder al esquema que se consideró benéfico para las mayorías y repudió a la derecha que se había hecho con la presidencia interina durante casi un año.
Los dos últimos casos que demuestran la eficacia de la democracia participativa son las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el 3 de noviembre, y las municipales en Brasil el pasado domingo. En ambas, la población atajó a los populistas, de derecha y de izquierda, y obligó al cambio de representantes populares.
Ya es historia muy contada la derrota del republicano Donald Trump que alegró al mundo, pero lo sucedido en Brasil es también una pauta importante en el quehacer político y democrático para toda Latinoamérica. Todos los candidatos a las alcaldías que fueron apoyados por el derechista y autoritario presidente Jair Bolsonaro mordieron el polvo, apenas si alcanzaron el 10 por ciento de sufragios. Así, los brasileños rechazaron, como si fuera un plebiscito, la gestión bolsonarista.
Pero no fue el único escarmentado porque también fueron rechazados los candidatos de la izquierda, concretamente los del Partido de los Trabajadores por los que hizo campaña el histórico líder y expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. En cambio, las opciones moderadas salieron ganadoras. Los partidos más votados fueron el Social Democrático (PSD) y el Movimiento Democrático Brasileño (MDB) que se ubican al centro del espectro político. La enseñanza: la gente ya no quiere a los extremos.
Entonces y resumiendo, la democracia participativa y sus instrumentos funcionan, hay ejemplos de eso. México la tiene al alcance de la mano y en el 2020 se someterá al plebiscito revocatorio o ratificatorio del gobierno lopezobradorista. Hay que aprovechar la ocasión. Y también hay que obligar a que en Veracruz se haga una consulta sobre la gestión de Cuitláhuac García para echarlo o refrendarlo, sobre todo tras conocer el desastre en que tiene al estado luego de su segundo informe.

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