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EL MINUTERO

Superiberia
  • Por Andrés Timoteo / columnista

LA GEOINMUNIZACIÓN
COVAX, hay que incorporar al habla cotidiano esta palabra y tenerla muy en cuenta porque será vital en los meses y años siguientes. Es algo global, pero que impactará directamente a cada uno de nosotros, nuestras familias y comunidad. COVAX es el nombre del proyecto mundial que impulsa la obtención de una vacuna contra el virus SARS-CoV-2, causante de la pandemia que desde marzo tiene postrada a la humanidad.
El proyecto surgió de una alianza de laboratorios, organizaciones altruistas, universidades y gobiernos agrupados en la plataforma llamada Acelerador de acceso a las herramientas contra la Covid (Acelerador ACT), bajo la supervisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que desde finales de abril inició la carrera para obtener una vacuna para la gripe pandémica. El espíritu del COVAX es que la vacuna sea de acceso universal y evitar que convierta en pieza de lucro.
Es decir, se le considere patrimonio de la humanidad, de libre acceso y distribución gratuita y equitativa. En pocas palabras, que nadie quede sin vacunarse, sea un millonario o un indigente y que a la hora de aplicar las dosis no se ponga como prioridad a los países desarrollados sobre las naciones del tercer mundo. Claro, el reto es enorme al igual que es el daño de la Covid-19 en vidas y economías.
COVAX se ha planteado una programática ambiciosa: tener al menos 2 mil millones de dosis a finales del 2021 a fin de inmunizar la cuarta parte de la población mundial. Actualmente hay en desarrollo unas 50 vacunas en diferentes laboratorios. La mayoría está en las etapas de pruebas en seres humanos y sólo algunas han alcanzado la Fase III, que implica que se ha comprobado su eficacia y seguridad en un porcentaje aceptable. En la prensa han resonado nombres como Moderna, Pfizer o Sputnik V.
No obstante, los propios científicos llaman a tener cuidado en las expectativas y a considerar las limitaciones de esas vacunas. Para empezar, la inmunidad no es total ni permanente, pues ninguno de los ensayos ha arrojado una eficacia definitiva. Hay la consideración de que la gente requerirá una vacuna periódica, cada año. Además, advierten sobre la peculiaridad de que la vacuna pueda combatir las afecciones y síntomas más visibles o riesgosos, pero no acabará totalmente con la enfermedad.
Y ahí viene otra duda sustentada en los ensayos clínicos: los vacunados no se agravarán ni morirán si se contagian, pero sí podrían ser transmisores -en su mayoría asintomáticos- lo que significa que el virus no desaparecerá por arte de magia, sino que se quedará a vivir para siempre entre la humanidad con el riesgo latente de que mute para seguir atacando. Por lo tanto, las vacunas también deberán mejorarse.
Una vacuna contra un patógeno de tal magnitud tarda años en alcanzar una eficacia plena y la dosis que se obtendría ahora es algo así como un “primer cerrojo” para tratar de detener al monstruo hasta que se construya la “puerta blindada”, lo cual solo será posible en años, al menos una década. Y mientras llega el ‘portón impenetrable’ también estarán con nosotros por mucho tiempo las medidas sanitarias: higiene corporal, desinfección constante, uso de mascarillas, la distancia social y evitar aglomeraciones, pues eso tampoco desaparecerá mágicamente.
El objetivo de fondo es la Geoinmunización, otro término que debemos aprender y comprender. En este tenor, COVAX busca inmunizar a todos los habitantes del globo terráqueo. Pero ¿a quién vacunar primero? Es otra disyuntiva. Hasta el momento todos coinciden en que los primeros deberán ser los trabajadores sanitarios -médicos, enfermeras, camilleros y todo personal que labore en hospitales- a la par de las personas vulnerables, empezando por los adultos mayores, -los jóvenes pueden resistir más – o que padecen otras patologías crónicas. El resto de la población deberá esperar su turno.
 
DOS VELOCIDADES
Es primordial poner atención a lo que sucede en la geopolítica, ya que la posición y compromisos que los gobiernos hagan ahora en el contexto global de la pandemia es indicador de lo que se viene para cada país. Hay que estar al tanto de lo que sucedió en la reciente reunión – virtual- del Grupo G20, o sea, las veinte naciones con economías más fuertes y cuyo tema principal fue la lucha y la vacuna contra la Covid-19.
Allí, el presidente francés Emmanuel Macron pronunció la frase que resumió la intención global: “que no haya dos velocidades”, o sea, que la vacuna no se aplique primero a quienes puedan pagarla y después a los pobres, sino a todos al mismo tiempo. Otro indicador es que mientras los presidentes y ministros hablaban sobre esa meta, el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump los dejó sentados frente a la cámara web y se fue a jugar golf, por supuesto, haciendo honor a su negacionismo y mostrando que la pandemia no es prioridad en su administración.
El mexicano, Andrés Manuel López Obrador dio otra pauta de su sentir al llamar al orbe para rescatar a las personas y no a las empresas. Casi les recomienda sus programas para repartir dádivas directamente, a 2 mil 600 cada bimestre -risas- como solución, pero no dijo nada de meterle recursos al sistema sanitario mexicano. Ahí está un punto de quiebre porque a cada país se le pide un compromiso expreso para destinar parte importante del PIB a fin de que la vacunación se haga a tiempo ¡y el lopezobradorismo no quiere invertir en salud!
Cómo va a cumplir ese compromiso si desapareció el fideicomiso para gastos sanitarios catastróficos. La vacuna en proceso requerirá estar en refrigeración a una temperatura no menor a los 77 grados bajo cero y no se tiene la infraestructura para ello -por ejemplo, equipos de refrigeración móvil de ese calibre para movilizarlos a las sierras o comunidades rurales- y cada unidad de nivel criogénico cuesta mucho dinero.
¿A poco creen que la ‘cuarta transformación’ va a destinar dinero para eso si sus legisladores se negaron a etiquetar el contenido de los fideicomisos desparecidos a la compra de las vacunas? Lo más seguro es que adquieran unos cuantos refrigeradores y los concentren en las zonas urbanas, mientras que a la población de las regiones alejadas les recomendarán cargar estampitas religiosas para protegerse. Más que ironía es una tragedia porque en México la vacuna contra la Covid-19 no es más importante que la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía o el Tren Maya. Y San Se-Acabó.
 
UN VIRUS REGICIDA
La samba puede esperar, parece ser la sentencia que la Covid-19 obligó a adoptar en Brasil donde no habrá fiesta carnavalesca en febrero. El Carnaval de Río de Janeiro, el emblema mundial, fue pospuesto para el mes de julio con la advertencia de que se realizará solo si para entonces ya se tiene una vacuna liberada que inmunice a la población. De no ser así, por vez primera en más de un siglo, se suspendería.
Vaya, el virus pandémico amenaza con lograr lo que ni dictadura militar de los años setenta pudo: reprimir la fiesta de la carne. En Italia también se preguntan si este año volará el Ángel sobre la Plaza San Marco porque igualmente está en análisis la postergación del Carnaval en Venecia, uno de los más antiguos -tiene 858 años- y famosos del orbe. En la edición de este 2020, la fiesta veneciana fue cancelada a la mitad cuando ya la peste se cebaba sobre los italianos.
Tampoco el ‘carnaval más alegre del mundo’, el de Veracruz, se hará en febrero. El alcalde, Fernando Yunes, se les adelantó a los venecianos y a los cariocas pues desde octubre anunció su aplazamiento debido a que las proyecciones sobre la pandemia no son favorables para el jolgorio. Sin ser guasa el Coronavirus le pegó al Rey Momo.
 
A PIE Y MEDIO
En Córdoba sigue adelante el proyecto para entregar el ayuntamiento al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en los comicios del 2021 y los propios militantes panistas señalan que a la ex regidora Paola De Aquino, líder municipal, la ven “más morena que azul”. Y no están equivocados porque su titiritero es el ex diputado Víctor Serralde -o como se llame en realidad- un operador del morenismo al interior del blanquiazul.
La dupla Serralde-Leticia López Landero, actual alcaldesa, tiene como propósito venderle la plaza al morenismo y en esos afanes anda. Se sabe que De Aquino y Serralde impulsan junto con López Landero a varios aspirantes débiles para que pierdan con facilidad. Aunque algunos dicen que están vendiendo desde ahora las candidaturas, el panista que las compre saldrá estafado porque la derrota ya se la cobraron al gobierno estatal. Lo raro es que las dirigencias nacional y estatal del PAN no hayan intervenido en Córdoba para detener el chanchullo y que los militantes locales tampoco alcen la voz ante el visible pacto Serralde-De Aquino-López Landero con el morenismo.
Por cierto, en días pasados el Tribunal Electoral de Veracruz (TEV) volvió a reconvenir a la Comisión de Justicia del panismo por desechar las impugnaciones sobre el nombramiento de De Aquino Pardo como dirigente municipal en diciembre del año pasado hecho de forma irregular porque la ex regidora nunca pagó sus cuotas partidistas, un requisito obligatorio para mantener sus derechos vigentes.
En las maniobras para ocultar que ocupa la dirigencia municipal de forma espuria, ella y los funcionarios partidistas habrían incurrido en falsificación de documentos, se acusa. Vaya, que se apure Adrián Pérez Croda, el denunciante que se dice agraviado por ese fraude electoral, porque si se tarda más una sentencia judicial ya no podrán expulsar a la serraldista Paola De Aquino porque ya estará en Morena de cuerpo entero, ahora apenas tiene pie y medio ahí.

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