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EL MINUTERO

Superiberia

POR: ANDRÉS TIMOTEO

LA LEY DE HERODES

El “garrote vil” fue uno de los castigos más ominosos y duraderos en España que evolucionó a lo largo de los siglos pasando de los bastonazos directos a una suerte de silla o más bien taburete con un respaldo alto en que se sujetaba el cuello del condenado y con un torniquete metálico, girado desde atrás, se le rompían las vértebras. Estuvo vigente hasta los años setenta, pues el dictador Francisco Franco lo conservó como escarmiento ejemplar.

Entre los delitos castigados por este método estaba la sedición, en anarquismo con especial agravante si había lesa majestad -ofensas a la monarquía- y ultrajes a la autoridad en la época más reciente cuando se criticaba y protestaba contra el Generalísimo Franco y su aparato policiaco-militar. El último reo muerto por ese método también es icónico, se trató de Salvador Puig, un republicano catalán a quien lo culparon de ultrajar a la autoridad -supuestamente mató a un policía- y lo ejecutaron el 2 de marzo de 1974, hace ya 47 años. 

Fue abolido en 1978, tres años  después de la muerte de Franco y la reminiscencia anterior sirve para ilustrar la paradoja que sucede en Veracruz donde no hay “garrote vil” sino viles garrotazos que propina la policía estatal a los ciudadanos y éstos no pueden hacer nada para defenderse  ni siquiera alegando atropellos a sus derechos humanos. Todo gracias a la reciente reforma al Código Penal del estado aprobada el 11 de marzo y ya vigente.

La persona que cometa delito de “ultraje a la autoridad” -un concepto nebuloso y muy preferido por los tiranos por ser tan maleable que lo convierten en ariete político- puede tener prisión oficiosa y pasar varios años en la cárcel. La nueva ley ya se aplicó a dos opositores, un ex dirigente partidista y ex funcionario estatal, y a un líder de los propietarios de los centros de verificación vehicular que encabezó protestas contra el gobierno estatal.

Ambos casos demuestran que el catálogo delictivo se modificó para propinar garrotazos a los disidentes y enemigos políticos. Y esto es solo el comienzo pues ya verán cómo les va a los campesinos que lleguen a protestar, a los transportistas que bloqueen carreteras, a los padres de niños con cáncer que salgan a las calles a denunciar desabasto de medicina, a los familiares de desaparecidos que ocupen las plazas y, por supuesto, a los periodistas incómodos para el cuitlahuismo. Solo es cuestión de tiempo.

Ningún ciudadano está seguro con esa nueva norma. Cuitláhuac García hizo lo que ni  Javier Duarte se atrevió: acomodar la ley para apalear a sus críticos, y eso que el ex gobernador es admirador de Francisco Franco. La paradoja es completa pues prometió ser diferente a sus predecesores y que respetaría los derechos humanos, no usaría  la fuerza pública contra el pueblo, toleraría  el disenso y sería  humanista, pero terminaron haciendo lo contrario. Aunque en eso romper promesas y atropellar la ley el mandatario estatal tiene buen maestro. 

El presidente  Andrés Manuel López Obrador está en plena embestida contra el Poder Judicial por admitir amparos contra la reforma eléctrica que son inconstitucionales y después de que algunos jueces otorgaron suspensiones se lanzó contra ellos acusándolos de corruptos. Cuando le hicieron saber que podría prosperar una suspensión definitiva de la reforma, anunció que cambiará la Constitución para que su reforma sea “legal”.

¿No les recuerda a Juan Vargas de la película “La Ley de Herodes” quien modificó él mismo la constitución para hacer lo que le placiera en San Pedro de los Saguaros? En México, la Constitución debe adaptarse al lopezobradorismo y no al revés, algo extremadamente peligroso ya que en su momento eso mismo hicieron Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela y miren como le ha ido a ese país.

¡A CONTAGIAR CAJERAS!

Hay personajes que no tienen remedio ni límites. Uno es el precandidato de Morena a la alcaldía de Córdoba, Manuel García Estrada, quien inició una campaña entre los seguidores de su canal en YouTube contra el uso de la mascarilla y otras medidas para prevenir el Coronavirus. Este sujeto de plano llamó a ¡contagiar a las cajeras y cajeros! de los centros comerciales, farmacias, cafeterías, restaurantes y demás, según denuncian los  propios morenistas asustados por tal osadía. 

Con el “trompabulario” característico de los ‘chairos’, el tipo llama “pedorros”, “estúpidos”, “guanabis” y “animales del bosque” a quienes  siguen las recomendaciones sanitarias mientras que a la pandemia la califica de “pinche chingadera”, “una mamada” y  “circo de pulgas”, por lo que convocó a otros negacionistas a armar sainetes en los supermercados y otros establecimientos quitándose el cubrebocas al estar frente a quien les vaya a cobrar y amagar con no pagar la cuenta si los conminan a ponerse la mascarilla. 

Vaya,  solo le faltó azuzarlos  para que le tosan o le escupan en la cara. ¿Con qué cara este señor les pedirá el voto a los familiares de las más de 300 personas que en Córdoba han fallecido a causa de la Covid-19?, ¿por qué  Morena considera a un propagador de la peste  como digno para un cargo de elección popular?  El partido marrón tampoco tiene compostura ya que por un lado promueve al golpeador de mujeres, Rubén Ríos y por el otro al negacionista contagiador, Manuel Estrada, para gobernar la ciudad. Vaya par de fichas.

Por lo pronto, el llamado a los cordobeses y en especial a los meseros, cajeros, dependientes y propietarios de establecimientos comerciales, gastronómicos y bancarios es que si ven al morenista García Estrada huyan de él porque les va a toser en la cara. No lo dejen entrar en sus negocios porque es un riesgo epidemiológico. Es la plaga caminando.

FERNANDA, LA VOZ NECESARIA

La escritora Elena Poniatowska la define como “el fenómeno literario mexicano de hoy” y en el periódico El País la consideran “una extraordinaria narradora con una prosa poética”. Es Fernanda Melchor, orgullosamente veracruzana, boqueña para ser más exactos, de la que también dicen que es una disruptora de las letras, cronista ambiciosa y retratista despiadada de la realidad.  Hoy, su nuevo libro, “Paradais”, es bien recibido por los críticos literarios.

El reto es difícil para Fernanda:  superar el éxito que tuvo con “Temporada de huracanes” que ya ha sido traducido a 15 idiomas y se vende en América y Europa. “Paradais” es una historia también afincada en Veracruz y basada en el contexto de violencia estructural y criminal que azota a México y que impregna todas las capas sociales. No hay que adelantar su contenido, pero si llamar a leerlo. 

Poniatowska publicó el pasado fin de semana un artículo en el diario La Jornada dedicado a Melchor  usando como referente la apreciación del crítico Christopher Domínguez quien la señaló como una pluma que sabe manejar el lenguaje con poder. “Lo que más llama la atención es la fuerza de su lenguaje que rompe todos los esquemas, acaba con tabúes”.

En la  edición del 13 de marzo, el diario El País, el más influyente de habla hispana, describió al nuevo libro de  Melchor como el equilibrio perfecto entre fondo y forma. La autora, dice, “ya alcanzó el equilibrio de ambas, encontró esa distancia que le permitía ser, a la vez, una narradora con una prosa que posee la potencia connotativa de la poesía sin que esto supusiera ‘aplastar’ la materia compleja de sus libros, el rigor del análisis de la sociedad”. 

Ya antes, en la edición del 29 de enero, el mismo rotativo titulaba un artículo sobre la obra en ciernes como “La sangre fría de Fernanda Melchor”, en referencia al clásico de la novela policíaca de Truman Capote, “A sangre fría”. Cuidadosa de sus palabras, la propia Fernanda Melchor ha evitado envolverse en la polémica de corte político, pero con Domínguez se sinceró sobre el tema que actualmente resuena en México: la lucha feminista.

“Me asumo feminista; antes me costaba mucho, pero ahora sí lo hago, porque quiero darle mucha visibilidad a la violencia contra las mujeres”, le dijo. El  27 de febrero, en entrevista con la agencia argentina Infoabe, Fernanda puso los puntos sobre las íes sobre lo que sucede en México y acusó al presidente Andrés Manuel  López Obrador de ejercer una violencia marcada sobre las mujeres mexicanas al pretender imponer a un depredador sexual como gobernador de Guerrero, al inefable Félix Salgado Macedonio.

 “Ya estoy cansada y la neta está cañón. Me parece preocupante la violencia del presidente en este momento. Cómo podemos pensar en el progreso de México si estamos casi a punto de dejar que una persona, que ha cometido abusos sexuales, llegue a ese grado de poder”. Ya hacía falta la voz disruptiva de Fernanda Melchor en ese tema que no pueden evadir las mentes cultivadas y mucho menos las femeninas.

Como anécdota complementaria que cita el artículo de Poniatowska es que Fernanda es hija de la primera mujer en Veracruz que se convirtió en conductora de una ambulancia. Sus padres son de clase media y alejados del ejercicio cultural, específicamente el literario, pero ella desde pequeña se puso como meta hacer lo que le gusta: escribir, contar historias, narrar la realidad. Ella  es muestra de que Veracruz tiene cantera y que los niños y jóvenes pueden llegar hasta donde se lo propongan.  El cielo es el límite.

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