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EL MINUTERO

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LA MARCA DELA BESTIA

Dos asesinatos de personas cercanas al próximo alcalde de Córdoba, Juan Martínez Flores, marcan una ruta peligrosa para la actividad pública. Grodetz Ríos Andrade y José Escamilla Aguilera fueron muertos a balazos en un lapso de 24 horas y en el quehacer político las causalidades no existen. El primero, ligado al Partido del Trabajo (PT), aliado del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) se perfilaba como el encargado de los asuntos jurídicos del próximo ayuntamiento.

El segundo, Escamilla Aguilera, fue asesor de Martínez Flores desde el 2018 cuando se convirtió en diputado federal y luego, en este año, fungió como jefe de la campaña electoral para la alcaldía cordobesa. En un comunicado difundido el mismo sábado cuando se cometió el ataque, el propio munícipe electo confirmó su cercanía al decir: “hoy le dispararon de tiros al más cercano de mis colaboradores”.

Escamilla estaba en la planilla municipal donde ocupaba la regiduría tercera. Este último crimen dolió tanto que Martínez lo equiparó a un atentado contra la democracia. “Le dispararon a la esperanza de cambio a esta ciudad y dispararon contra la democracia”. Palabras de dolor, dirían los observadores, y palabras reveladoras, acotarían los acuciosos porque demuestran que el homicidio, además de haber impactado directamente al proyecto municipal del morenista, también tiene el sesgo político.

Martínez Flores consideró como una intimidación ambos asesinatos: “esta violencia no me intimidará”, aseveró en respuesta. Y dio pistas sobre el trasfondo de la agresión a Escamilla Aguilera al decir que durante el proceso electoral y después del mismo, cuando ya formaba parte del próximo equipo edilicio “sufrió una campaña de desprestigio por quienes ya se sentían afectados en sus intereses. En su crimen no hay casualidades”. Lo anterior confirma que ambos asesinatos llevan un dolo preciso y un mensaje puntual.

Lo político es evidente, pero alrededor gira la versión de que fue un mensaje del crimen organizado. Por un lado, los grupos delictivos estarían presionando para influir en la composición del próximo ayuntamiento y obligarlo a ser ‘colaborador’, según una hipótesis, y la otra que se trataría de una respuesta a pactos incumplidos o que se pretenden incumplir. Sea una u otra, el tufo de la injerencia de las organizaciones criminales ahí está. “No hay espacio para temores, Córdoba va a cambiar”, les dice el alcalde electo Martínez Flores a sus colaboradores al final de su comunicado, lo que también corrobora la versión de que se ha desatado una la ‘ola’ de pánico entre los que integrarán el cabildo venidero y quienes son mencionados para ocupar algún cargo directivo en el ayuntamiento.

Todos están bajo riesgo y es algo inédito en la historia de Córdoba. No sucedió ni siquiera en los peores del tiempos del priísmo duartista o fidelista. Algo pasa, algo apesta. La garra del monstruo está sobre Córdoba, se apresta a doblegar o, en su caso, a hacer obedecer al próximo edil. También es el botón de muestra de lo que acontece en muchos otros municipios donde la misma ‘vox populi’ habla de complicidades desde la campaña electoral y acuerdos establecidos con la mafia de los que prometieron que serían diferentes a los del pasado y que representaban “el cambio verdadero”.

Lo que sucede en Córdoba respaldaría la denuncia que los dirigentes de la oposición -PAN, PRI y PRD- hicieron hace una semana ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington. El primero de los tres puntos que exponen en el documento de denuncia es “la intervención (consentida o pactada por el gobierno federal) del crimen organizado en el pasado proceso electoral” y presentan una relatoría de hechos precisos que así lo demuestra.

Entre las seis entidades donde se narran más hechos precisos de la injerencia de la mafia para hacer ganar a los candidatos de Morena está Veracruz -las otras son Sonora, Sinaloa, Michoacán, Baja California, Estado de México y Tamaulipas-, aunque también se incluyen casos en Chihuahua, Puebla, Guanajuato, San Luis Potosí, Chiapas, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Querétaro, Quintana Roo y Tabasco.

Columnistas que tuvieron acceso al documento integro presentado nte la OEA, entre ellos Héctor de Mauleón, han dado cuenta de casos muy precisos de la trama con la cual los grupos delictivos ayudaron a los candidatos morenistas a ganar el pasado 6 de junio y entre las acciones que usaron fue arremeter contra los candidatos, líderes y operadores de oposición asesinándolos, secuestrándolos, golpeándolos y amenazándolos. En Córdoba, todo indica -para infortunio de los cordobeses- que el próximo ayuntamiento podría llevar la marca de la bestia.

PURO RELLENO

Ayer domingo quedó integrado el gobierno de la 65 legislatura federal, es decir la mesa directiva de la Cámara de Diputados que en su primer año presidirá Morena a través de un veracruzano, Sergio Carlos Gutiérrez Luna, algo importante para todo el país pues será quien esté al frente del Legislativo en el 2022 cuando se realizará la consulta para la revocación del mandato.

Si en ese plebiscito se vota para que el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador deje el gobierno, entonces Gutiérrez Luna se convertiría en presidente interino de la República durante un mes para organizar la designación del mandatario sustituto. Es decir, un veracruzano podría sentarse en la ‘silla embrujada’ -como le llama el maestro Luis Velázquez- al menos durante treinta días. No obstante, los veracruzanos no deben soltar campanas de júbilo ante tal positividad porque Gutiérrez Luna aunque nación en Minatitlán no ha hecho su carrera política en la entidad sino en Sonora y la Ciudad de México, aunque es un político menor, y lo peor es que tampoco es un individuo decente.

Fue panista, de hecho colaborador del gobernador de Sonora, Guillermo Padrés quien lo colocó en varios cargos, pero de todos salió acusado de corrupción. Vaya, lo acusaron de que se robó 65 millones de pesos a través de la entrega de contratos a empresas fantasmas. Al terminar el gobierno panista de Sonora, Gutiérrez Luna brincó a Morena y se convirtió en operador electoral del partido marrón. Ahora llega a la presidencia de San Lázaro y con la posibilidad de convertirse en el primer mandatario de la nación.

Lo que son los vaivenes de la política. Otro dato revelador de la precariedad de las bancadas veracruzanas en San Lázaro para la próxima legislatura federal es que a excepción de Gutiérrez Luna, ajeno a la entidad en los hechos, ningún otro veracruzano fue contemplado para la mesa directiva. Esto confirma que los diputados veracruzanos son puro relleno, sin nexos con las ligas importantes y sin mayor futuro en el quehacer parlamentario del altiplano. Vaya y eso que algunos pagan gacetillas en la prensa local diciendo que serán los que muevan el pandero en San Lázaro. Además de relleno son engañabobos. Risas.

UN ROJILLO, UN MANZO Y UN CORONEL

Hoy, la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana (UV) seleccionará a quien será el próximo rector de la casa de estudios en sustitución de Sara Ladrón de Guevara. La semana pasada, la lista de aspirantes se redujo a tres: Martín Gerardo Aguilar Sánchez, Jorge Manzo Denes, y Héctor Francisco Coronel Brizio, un sociólogo, un neurólogo y un físico.

Como todo cargo de poder -y dinero, mucho dinero del presupuesto universitario -, la renovación de la rectoría universitaria está empapada de intereses de los grupos de poder, especialmente los políticos. Desde el gobierno estatal y desde las mismas corrientes internas de la UV seempuja a personajes para quedarse con la encomienda y se han desplegado campañas de apoyo y desprestigio en la prensa y redes sociales hacia uno u otro de los aspirantes. El perfil de los tres les describe en sus quehaceres y sus cercanías.

El primero de ellos, Aguilar Sánchez, del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales (IIHS) tiene el tufillo de la izquierda, lo llaman ‘rojillo’, pero no de la izquierda progresista e innovadora sino de la estalinista, del comunismo retardatario del siglo pasado, por eso algunos lo pretenden ligar a Morena por el reflejo ideológico, aunque los marrones son todo menos de izquierda. Jorge Manzo, del Instituto de Investigaciones Cerebrales, aunque tiene un currículum abultado en las ciencias, lo ligan indirectamente al gobierno cuitlahuista por medio del exrector y actual diputado federal de Morena, Rafael Hernández Villalpando.

Otros más le atribuyen el padrinazgo de Anastasio García Durán, padre del actual gobernante en turno, Cuitláhuac García. Sin embargo, al interior de la UV todos lo identifican como el ‘candidato’ del exrector Raúl Arias Lovillo, de oscuro historial siempre ligado al duartismo y a la fidelidad. Es más, el jefe de prensa de Manzo es Raúl Contreras, también de cuestionado historial, quien fue vocero de Arias Lovillo durante su gestión.

A ese grupo, también ligado a otro exrector, Víctor Arredondo, quien fuesecretario de Educación en la fidelidad, fue llamado en su su momento el “Cartel de la Lomas”, porque la rectoría tiene sus oficinas en las Lomas del Estadio en Jalapa y porque funcionaba como una verdadera célula delictiva -se robaron todo lo que pudieron del dinero universitario-. Nadie dude que este clan esté en enjuagues con el morenismo para meterle mano al presupuesto de la UV por medio de Manzo Denes.

El tercer candidato, Coronel Brizio, del Instituto de Investigaciones en Inteligencia Artificial, es la carta de la rectora saliente, Sara Ladrón de Guevara, pertenece a su gestión pues ocupa la Dirección General de Administración Escolar. En los corrillos universitarios siempre se dijo que Ladrón de Guevara impulsaba a dos candidatos a sucederla, uno se le ‘cayó’ en el camino que es Salvador Tapia Spinoso, su secretario de Finanzas y yerno del impresentable Gonzálo Morgado Huesca, apodado el “Capitán Chaclas”, político priista.

Coronel Brizio es hijo de Pedro Coronel, exalcalde de Jalapa y siempre ha estado interesando -mencionado por medio de gacetillas – para candidaturas o cargos públicos, pero nunca ha logrado ninguno. Quienes lo conocen lo ubican como de la prosapia académica jalapeña, y algunos como un chauvinista de aldea, es decir que para él fuera de Jalapa todo es la ‘wilderness’ o sea lo salvaje e incivilizado. Así, entre ellos saldrá el próximo rector. ¿Qué no había mejores? Nada prometedor para el alma mater de miles de veracruzanos, pues.

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