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EL MINUTERO: ORIZABA 1-0

Superiberia

Andrés Timoteo
Columnista

ORIZABA 1-0
La reyerta entre el gobierno del estado y el ayuntamiento de Orizaba desatada con motivo de la ‘ejecución’ de tres policías estatales, al parecer fue ganada por el alcalde Igor Fidel Rojí al que pretendían debilitar antes de que se fuera como candidato a la diputación federal. Así, lo que comenzó con un asunto de índole policíaco-criminal se convirtió en una andanada para atajar a un rival en las boletas comiciales.
 Hay que reconocerlo, Rojí López se apuntó una victoria sobre palacio de gobierno porque tras la embestida contra la policía municipal, el desarme de los 350 efectivos y la persecución judicial contra algunos agentes y dos funcionarios locales, entre ellos el director de Gobernación, Eric Morales Reyes, el edil se fue a la Ciudad de México a denunciar el caso con la secretaria de Gobernación (Segob), Olga Sánchez Cordero.
 Vaya y no solo eso, sino que se llevó de acompañante al propio Morales Reyes al que el gobierno estatal pretendía encarcelar y cargarle el homicidio de los tres policías. ¿El resultado? El gobierno estatal tuvo que recular, llegar a un acuerdo con la alcaldía, liberar a los policías detenidos, permitir que estos se acrediten en una institución que no dependa de Jalapa y detener la asolada contra el munícipe.
 De ahí las enojadas declaraciones hechas por el gobernante en turno, Cuitláhuac García y su secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros llenas de epítetos, descalificaciones y ofensas contra Rojí López con el cual tuvieron que acordar forzados por la intervención de la Segob. Ahí se cumplió lo que dice el maestro Miguel Ángel Barragán: “el consuelo del jodido es hablar”. Sometidos y regañados, a García Jiménez y Cisneros no les quedó otra que insultar a quien los derrotó en esta primera escaramuza.
 No es un secreto que Orizaba es plaza apetitosa y la intención de palacio de gobierno es quedársela por varios motivos. Uno, es la única ciudad importante que todavía conserva el PRI. Dos, la tiene el cacicazgo de Juan Manuel Diez Francos, quien va por su tercer mandato municipal. Tres, el actual edil, Igor Fidel Rojí será candidato a la diputación federal y tiene números a favor. Y cuatro, Rojí sería el rival de la señora Liliana López Coronado, actual responsable de la Unidad de Transparencia en el Congreso local y esposa del secretario de Educación, Zenyazen Escobar.
 El funcionario es uno de los preferidos de la administración estatal y está construyendo un cacicazgo político en el corredor Córdoba-Orizaba, por eso quiere que su cónyuge sea la candidata en el Distrito XV y para ello necesita debilitar y eliminar a los contendientes que arriesguen tal objetivo. A eso hay que agregar el nulo desempeño de la actual legisladora por esa demarcación, Corina Villegas Guarneros que ha sido más que gris, prácticamente inexistente. Es alta la posibilidad de que Morena pierda el distrito y más con el aparato municipal de Orizaba trabajando para ese fin.
 Tal es el trasfondo de la embestida contra Orizaba y para el mismo los funcionarios estatales no dudaron en utilizar a los tres policías muertos a fin de sacarles raja electoral. A nueve días del atentado contra la patrulla policíaca ya pocos se acuerdan de los fallecidos y el motivo de su asesinato pues eso se perdió con el manipuleo partidista. En ese punto, también hay que reconocerlo, el gobierno cuitlahuista se anotó el logro de distraer la atención pública del baño de sangre a causa de la violencia
incontrolable.
 
EL BESO DEL DIABLO
Los enciclopedistas del siglo XVIII enseñaron que las palabras son poderosas porque llevan la razón a la gente. Las frases, por muy cortas que sean, son cerrojos que encierra las intenciones de las personas que las emiten. Eso precisamente acaba de suceder con un tuit que la exprimera dama, Rosa Borunda, difundió el martes pasado y que confirmó lo que ya se sabía: los enjuagues de Morena con la fidelidad.
Corrobora también el jaloneo por colocar a los alfiles del innombrable en las candidaturas para el proceso electoral que transcurre. “Quiero manifestar mi inconformidad por la subasta de candidaturas en el @PRIVeracruz_ En Xalapa votaré por @auedricardo no por morena! Voto razonado!”, escribió con todas sus faltas de ortografía y su deprimente sintaxis.
 Las aristas son varias y todas quemantes. Por un lado, ese mensaje es una suerte regalo envenenado para el hidalguense Ricardo Ahued quien inició su carrera política con la fidelidad, fue un sirviente fiel del innombrable y ahora esa familia le mantiene su apoyo porque sabe que es un aliado acomodado en el nuevo partido en el poder. Por otro lado, la queja de la señora Borunda es porque hay otros fidelistas a los que les están poniendo trabas para regresar al templete político por el partido tradicional.
 Pero no solo lo dijo con la intención de fustigar al partido que enriqueció a su familia sino también como indirecta a sus nuevos aliados donde también están en plena subasta de candidaturas. Es más, ahí el precio por las nominaciones se elevó al grado de llevar al conflicto entre los fidelistas y los morenistas. Por ejemplo, su propio vástago, Javier Herrera Borunda, para quien habían pactado la candidatura a una diputación federal por el distrito de Cosamaloapan tiene problemas para que se cumpla tal acuerdo.
 En dicho distrito, el secretario de Gobierno, Patrocino Cisneros ha venido boicoteando el pacto con los Herrera pues quiere ese espacio para su coto personal.  Otro caso es el del exsecretario de Desarrollo Social en el fidelato, Alberto Silva Ramos, a quien le cerraron el paso -por el momento- para sea el candidato de la alianza Morena-PVEM a la alcaldía de Tuxpan. Y así en varios distritos y municipios han colocado trabas al pacto de la fidelidad con el morenismo, o más bien dicho el cuitlahuismo, pero eso no significa que al final no se realice.
 Al contrario, por un lado, lo atajan y por el otro lo escalan, y de por medio están las bolsas de dinero y la operatividad de los mapaches fidelistas. Además, no hay que pasar por alto una peculiaridad: la responsable de que Javier Duarte fuera el sucesor del innombrable es precisamente la señora Borunda. Su madrinazgo como gran electora en el 2010 le trajo seis años más de pesadilla a los veracruzanos. He ahí el peligro de los mensajes de esta dama pues tácitamente le acaba de dar el ‘beso del diablo’ a Ricardo Ahued quien buscará la alcaldía jalapeña y luego la
gubernatura veracruzana.
Tampoco hay que pasar por alto la alianza entre el cuitlahuismo y el duartismo. Ya hace algunas semanas se filtró una conversión del exgobernante Javier Duarte dando instrucciones para operar en Medellín de Bravo y otros municipios. Este hermanamiento está vigente desde los comicios del 2016 y lleva casi cinco años sin romperse. Son de esas alianzas que llegaron para quedarse porque los acordantes tienen el mismo fin.
 
FAMILIA Y ERARIO
¿Sabían que el dirigente municipal del PAN en Jalapa es padrastro del diputado Sergio Hernández, quien el domingo pasado ganó la votación interna para convertirse en candidato a la alcaldía? Martín Victoriano Espinosa Roldán, presidente del Comité Directivo Municipal del blanquiazul fue quien acomodó el escenario para que su hijastro se llevara la votación y se marginara a los otros aspirantes.
 No lo hizo solo, a ‘motu proprio’, sino que tuvo el aval del dirigente estatal del partido, el tantoyuqueño Joaquín Guzmán pues en la capital del estado hay una jugarreta especial, se pretende reventar cualquier acuerdo para que haya una alianza  del PAN con el PRI y el PRD porque un candidato común -que no sería el analfabeta Hernández- podrían en riesgo el triunfo de Morena con su abanderado Ricardo Ahued.
 Guzmán Avilés tiene ese pacto con palacio de gobierno y por eso dejó correr a Sergio Hernández y a su padrastro, el líder municipal del partido, Espinosa Roldán, a quien no se le debe perder la pista porque será uno de los que más alharaca haga contra la formación de alianza opositora. De ahí que el pasado domingo el diputado local lanzó una frase como si se fuera el dueño de la negociación: que será posible solo si el PAN encabeza la candidatura al ayuntamiento. O sea, únicamente si él es el postulado.
 Por supuesto, la sospecha es explicita porque él no gana ni en alianza ni en solitario. Nadie olvide que ya perdió la misma elección en el 2017. Y a eso hay que agregarle una versión que ya corre en los merenderos políticos: que Sergio Hernández, personero de la corriente yunista, es la moneda de cambio para que en el puerto de Veracruz quede el boqueño Miguel Ángel Yunes Márquez y no se le conteste judicialmente desde palacio de gobierno su situación irregular de que no cumple con la residencia en el municipio.
 Es decir, habrá un trueque. Jalapa para Morena reventando la coalición y poniendo un candidato perdedor, y el puerto de Veracruz para el panismo, y concretamente para el yunismo. ¿Quién dice que no se negocia bajo la mesa? Vaya, al parecer esas acusaciones de traición y mercader de la política que les lanzan a los Rementería les podría caer en la cara a los acusantes. ¿Será cierto?
Otras historias de familia se siguen escribiendo en Tuxpan y Tantoyuca donde están enquistadas tres familias caciquiles ligadas a Acción Nacional. En el primero será candidato el exdirigente estatal, José Mancha Alarcón quien busca heredar la silla municipal de su primo, el actual alcalde Juan Antonio Aguilar Mancha.
 En Tantoyuca sigue mandando el clan de los Guzmán Avilés pues el candidato a suceder al alcalde Amado Guzmán es su hermano, Jesús quien ya fue munícipe. Ambo son hermanos del dirigente estatal del panismo. La alcaldía tantoyuqueña lleva cuarenta años en poder de los Guzmán Avilés, ya deberían anotarla en el libro Récord de Guinness, ¿no creen? Estas familias están tan engolosinadas con el erario que hacen todo para no soltarlo.

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