

FLOTADOR DESCOMPUESTO
Aficionados y deportistas coinciden en una cosa, y la expresan con la mordacidad de los jarochos: a los Kuri, padre – Fidel Kuri Grajales- e hijo –Fidel Kuri Mustieles- “se les descompuso el flotador de miércoles pues les subió a la cabeza”.
Hacia ellos hay una andanada de críticas por el desastroso desempeño del equipo de futbol Tiburones Rojos bajo el mando –y caprichos – del heredero Kuri Mustieles que, aludiendo a la frase del innombrable, “no tiene llenadera”.
Vaya, Fidel Herrera Borunda, primogénito del exgobernante veracruzano, aquel que no debe ser nombrado, – ese que agarró a golpes al papá Fidel Kuri en un restaurante de Polanco en el Distrito Federal- quedó rebasado pues los supuestos negocios que hacía al amparo del poder y con el equipo de futbol son pequeños al lado de los que hace Kuri Mustieles.
En los orizabeños, padre e hijo, se aplica al dedillo la sentencia de que “el pez por la boca muere” pues Kuri Grajales se cansó de criticar a los antiguos directivos del club deportivo acusándolos de tenerlo en el desastre pero ahora el equipo está igual o peor gracias a su vástago.
Los Kuri alardeaban que traerían un equipo de primer nivel a Veracruz pero los Tiburones Rojos están en el antepenúltimo lugar de la tabla porcentual y a punto de regresar a la división de ascenso.
El pronóstico es que para el próximo torneo descenderán a la Primera A.
No solo por el desastroso manejo técnico sino también financiero que ya arrojó sus consecuencias: trajeron a jugadores que son puro “cartucho quemado”, de baja categoría, con los que quieren competir con equipos que poseen una planilla mejor y una planeación técnica superior.
Los Tiburones Rojos están en su peor etapa, sus resultados futbolísticos son catastróficos mientras que la danza de los millones –hacia el bolsillo de los Kuri- es
tremenda.
La voracidad y soberbia del junior Kuri Mustiles hace que el club se encamine hacia el vacio pero el problema no es que caigan los orizabeños sino que arrastrarán consigo a la afición veracruzana y el dinero público que desde las arcas estatales se les ha
entregado.
Un aficionado escribe: “no hay que buscarle mucho, ni que el cese de Cristóbal Ortega (director técnico) o que se quede Carlos Reinoso en su lugar puede ser la solución.
Lo de los Tiburones Rojos es algo muy sencillo, terminó como un negocio familiar”.
“Mejor que se vayan a otro lado a hacer esos ridículos.
Bueno, que se queden en Puebla, pero que se quiten la roja.
¿Dónde quedo aquella humildad con la que se forjaron y fajaron los pantalones en una plaza extraña que les abrió las puertas, después de haber sido expulsados y pisoteados por intereses mezquinos?
Al grado de sacar la casta y haber logrado lo que muchos, incontables han intentado, traer a una franquicia de primera división al máximo circuito profesional.
¡Qué desperdicio, qué indigno!”. La camiseta de los escualos, afirman, “tiene dignidad y no merece ser utilizada por seudo-profesionales (del deporte). Mejor que se vayan”, es el grito de todos los que están indignados por lo que pasa con el equipo Tiburones Rojos.
SON M¡S DE 43
“Son más de 43 porque todos somos Ayotzinapa”, “Iguala, crimen de Estado”, “México, un narco-Estado”, “Vivos se los llevaron, vivos los queremos de regreso”, fueron algunas de las consignas que ayer 20 de noviembre se oyeron en varias ciudades europeas que se sumaron al clamor para que se localice con vida a los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa.
En Italia, Alemania, Dinamarca, Inglaterra, España, Holanda, República Checa y París, las comunidades mexicanas y los europeos solidarios se movilizaron en el contexto del aniversario de la Revolución Mexicana.
En la última ciudad, París, decenas de personas se congregaron la tarde de ayer en la Place de la Republique donde colocaron las fotografías de los 43 normalistas desparecidos en la base que sostiene a la enorme estatua de Marianne, el símbolo femenino de la nación francesa.
También encendieron veladoras, se leyeron poemas y se dedicaron canciones a los estudiantes guerrerenses.
Al grito de ¡Ayotzinapa justicia!, se exigió que el gobierno del presidente, François Hollande, retire su embajador de México y suspenda la asesoría a la famosa Gendarmería Nacional.
Actos similares se efectuaron en otras ciudades como Marsella, Lyon, Estrasburgo, Toulouse y Montpellier.
La convocatoria para este evento, que circuló días antes en las redes sociales, tuvo la peculiaridad de que a la clásica imagen de Marianne con los senos desnudos y caminando enfrente del batallón de la Revolución Francesa se le sustituyó la bandera gala por una mexicana y a los combatientes parisinos se les colocaron sombreros y cananas como los que portaban los revolucionarios mexicanos en 1910.
“Hoy México necesita de su solidaridad.
La comunidad internacional no puede permanecer en silencio frente a esta crisis humanitaria. ¡Justicia para todos los desaparecidos!”, rezaba la arenga.
Horas antes en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Irma Eréndira Sandoval y el también investigador de la UNAM y articulista de varios medios mexicanos, John Ackerman ofrecieron los seminarios.
“Ayotzinapa, la tragedia de la lucha por la democracia en Guerrero” y “Ayotzinapa, movimiento social y los límites del régimen mexicano”, respectivamente como parte de las acciones para dar a conocer en el ámbito internacional lo que sucede en México, a través de dos de las voces más calificadas en el contexto actual del país.
Mientras tanto, en México las protestas se intensificaron en decenas de ciudades pero con mayor intensidad en el Distrito Federal donde los manifestantes se enfrentaron con la policía y hasta en la Cámara de Diputados los legisladores se gritaron sus verdades, tratando de repartir culpas en el escándalo de la narco-política desatado por el caso de Iguala, Guerrero.
En todo esto, lo que se espera es que la efervescencia popular no quede en simple griterío como ha sucedido en la historia reciente cada vez que se conocen atrocidades y crímenes de lesa humanidad cometidas desde las esferas de poder o con su complicidad.
La espera es que los mexicanos reaccionen para obligar a que los gobiernos -de los tres niveles: federal, estatales y municipales- sean purgados de la corrupción y de sus nexos con la delincuencia organizada, y por supuesto, lograr que se castigue a los criminales y se haga justicia a las víctimas.
ANTES QUE ZAPATA
En contraparte, ante el miedo a que el pueblo le grite su enojo, el copetón Enrique Peña Nieto suspendió el desfile conmemorativo del inicio de la Revolución Mexicana. Tiene pavor de dar la cara a la turbamulta.
La medida fue reproducida en varias ciudades del interior del país, incluyendo los desfiles oficiales en las capitales de los estados, entre ellos Veracruz donde sus gobernantes también tiemblan de miedo ante
la rabia popular.
De todos modos, ya no hay mucho que celebrar este 20 de noviembre después de las reformas constitucionales que aprobaron los priístas, panistas y perredistas que desmantelaron todo el andamiaje revolucionario para entregar la riqueza petrolera a los empresarios nacionales y extranjeros.
Ahora, los mexicanos ya no serán ni siquiera dueño de sus tierras y el capital privado podrá despojarlo de sus propiedades cada vez que alegue que hay gas o petróleo
en el suelo.
La fiesta nacional se extinguió y ya solo sirve de tribuna para el repudio, y eso precisamente es a lo que tanto teme Peña Nieto
y sus cómplices.
Por cierto, un dato histórico para esta fecha y que no se enseña en los libros de historia en el país es que el primer caudillo campesino alzado en el México después de la Guerra de Independencia no fue ni Emiliano Zapata ni Francisco Villa sino un labriego mexiquense de nombre Julio López Chávez que enarboló las armas en Chalco, Texcoco, Texmelucan en Puebla y Cuautla, Morelos, por allá de 1868 con la proclamación de “la guerra contra los ricos” y el reparto de tierras de las haciendas entre los indígenas.
El 20 de abril de aquel año, López Chávez lanzó un “Manifiesto a los oprimidos y pobres de México” que denunciaba la explotación de los campesinos por los hacendados, el gobierno y la iglesia católica, que también les quitaban sus tierras, les robaban en las tiendas de raya y los sometían a un tipo de esclavitud de las deudas transmitidas de padres a hijos que se hacían eternas e impagables.
Siendo un campesino iletrado se las ingenió para acuñar los valores surgidos un siglo antes en la Revolución Francesa pues acompañó su proclama con la exigencia de libertad, igualdad y fraternidad.
Las ideas de López Chávez fueron el antecedente del contenido del Plan de Ayala que enarboló Emiliano Zapata treinta años después pues en esas se ordenaba el reparto de tierras a los campesinos, la cancelación de expropiaciones territoriales y el trabajo forzado. Desafortunadamente el alzamiento armado de López Chávez duró apenas tres meses pues fue detenido y fusilado en julio
de ese año.
El dato adicional pero que no sorprende es que la prensa de aquel tiempo lo calificó de “comunista, asesino y gavillero”, los peores pecados en una tierra donde mandan los ricos, y así se justificó su fusilamiento.
Sin embargo, al igual que la proclama de Zapata, el manifiesto de López Chávez sigue vigente hasta el momento y más aún, ahora que las condiciones de México registraron una regresión hacia el Porfiriato: “Ha llegado el día en que los esclavos se levanten como un sólo hombre reclamando sus derechos pisoteados por los poderosos.
Hermanos: ha llegado el momento de despejar el campo, de pedir cuentas a los que siempre nos las han exigido; es el día de imponer deberes a quienes solo han querido
tener derechos”.
“Vamos a una contienda de sangre. ¿Pero qué importa si esta sangre es generosa? Fertilizará nuestros campos. Seremos perseguidos, tal vez acribillados ¡no importa! cuando en nuestro pecho laten esperanzas. Que más tenemos en nuestra vida si no es morir antes que seguir perpetuando el agobio de la miseria y de los padecimientos”, rezaba su llamado y esas palabras deben volver a resonar en la mente y en alma de todos los mexicanos que, hoy nuevamente, son vejados por los delincuentes incrustados en el gobierno.
