Agencias
A finales del periodo en que Alejandro Gertz Manero asumió la titularidad de la Fiscalía General de la República, un llamativo helicóptero negro con franjas doradas comenzó a destacar dentro del hangar de la institución, ubicado junto a la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Se trataba de un Bell 222, matrícula estadounidense y fabricación de 1984. De acuerdo con registros aeronáuticos, la aeronave pertenece a una compañía asentada en Delaware. Sin embargo, en esa misma dirección operan al menos otras tres empresas propietarias de aeronaves, lo que complica rastrear con precisión quién era el usuario real del helicóptero.
La llegada del Bell 222 llamó la atención del personal debido a que no formaba parte de la flota oficial de la FGR, pero permanecía en el hangar como si fuera de uso institucional. Aunque nunca se confirmó públicamente una relación directa con Alejandro Gertz, la coincidencia temporal y su presencia constante dentro de instalaciones bajo responsabilidad de la Fiscalía alimentaron cuestionamientos internos sobre su propósito y origen.
Hasta ahora, los documentos disponibles únicamente evidencian un entramado de compañías con sede en Delaware que diluyen el rastro del verdadero operador del helicóptero. El misterio sobre su llegada, permanencia y eventual uso continúa sin aclararse, especialmente tras la renuncia del entonces fiscal y el cierre de su etapa al frente de la institución.
