

Alejandro Aguilar
El Buen Tono
Córdoba, Ver.– Este domingo, las urnas amanecieron sin gran afluencia. A diferencia de procesos anteriores, donde las filas serpentearon fuera de los centros de votación, hoy las casillas registraron una participación mínima.
El silencio en las mesas de casilla no fue por organización, sino por desinterés. Minutos antes del cierre, el fantasma del abstencionismo ya se vislumbraba como el gran triunfador.
Y es que la escasa participación tiene dos caras. Por un lado, el proceso judicial para definir candidaturas dejó una oferta política enredada: nombres desconocidos, perfiles difusos y campañas que no lograron conectar.
Por otro, en las elecciones para alcaldías, el desencanto fue aún más evidente. Los candidatos no ofrecieron ideas nuevas, sino una lista de funciones básicas que, en teoría, ya forman parte de su deber.
Con las mesas a punto de cerrar, el resultado ya se anticipa: ganan los partidos tradicionales, los mismos que han rotado en el poder con resultados mediocres. La población, resignada, asume que las autoridades harán, en el mejor de los casos, solo lo mínimo obligatorio.
