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Entre el dolor, rabia e impotencia

Superiberia

Córdoba.-Llenos de dolor e impotencia, pero también de rabia, alrededor de 40 familiares, vecinos y amigos del padre y la niña de cuatro años fallecidos y los dos heridos a causa del accidente provocado por una patrulla del Mando Único, partieron, pasadas las 11:00 horas, de la colonia Paraíso rumbo al Palacio municipal en una marcha para exigir justicia.

 

La exclamación de  “¡Asesinos, asesinos!”, resonaba por las calles que recorrían los protestantes.

 

Frente a Palacio municipal, un minúsculo grupo observó a policías estatales, y en su afán de agredirlos  se abalanzaron en su contra, pero el elemento de seguridad alcanzó a cerrar la puerta y huir al interior.

 

En medio de gritos, acusaciones de “asesinos” y palabras altisonantes, unas cinco personas golpearon con pies y manos la puerta, mientras una mujer rompió los ventanales con su puño, causándose heridas en el brazo y una hemorragia.

 

El reguero de sangre hizo que los manifestantes se replegaran a la explanada donde comenzaron a gritar con-signas contra las autoridades estatales, contra el alcalde Tomás Ríos.

 

Alrededor de 10 minutos permanecieron gritando consignas y exigiendo que las autoridades dieran la cara, lapso en el que llegó una ambulancia de la Cruz Roja para atender a la herida.

 

Al no obtener respuesta decidieron obstaculizar la avenida 1, entre el Palacio y los portales, sin dejar de gritar consignas, arengados por un hombre con altavoz, al tiempo que explicaban a los transeúntes el motivo de su protesta. No habían pasado más de 10 minutos, cuando policías en patrullas del Mando Único llegaron y se estacionaron a la altura de la calle 2, en el cruce de la avenida 1. Fue entonces que las consignas se dirigieron hacia ese punto, y la provocación verbal se intensificó, no obstante, casi al mismo tiempo, por el otro lado, llegó un contingente de la Fuerza Civil que se interpuso, a la altura de la escuela Cantonal, entre los enardecidos manifestantes y los policías, quienes no pasaron más allá de la escuela Francisco I. Madero y luego se replegaron.

 

A través del diálogo los elementos de la Fuerza Civil fueron poco a poco calmando los ánimos, al explicar que los responsables están detenidos y puestos a disposición de las autoridades. Sin embargo, la circulación vial seguía bloqueada y ninguna autoridad civil se había presentado al lugar.

 

La situación parecía estar controlada, cuando de improviso un contingente mayor de policías estatales, de alrededor de 10 elementos, sin importarle que la Fuerza Civil ya estaba en el lugar con los manifestantes, se enfiló desde la calle 2 hacia el lugar de la protesta en formación de asalto, en lo que parecía un inminente enfrentamiento.

 

El aviso de un testigo alertó a la gente, que avanzó unos metros hacia el encuentro con los estatales, pero de manera oportuna los uniformados de la Fuerza Civil se interpusieron y pidieron no caer en la provocación.

 

El jefe de esta corporación, junto con otros elementos, acudió al encuentro con los policías y después de una breve charla los convencieron de replegarse nuevamente hasta la calle 2, donde reiniciaron el diálogo y casi de inmediato los persuadieron de marcharse.

 

Minutos después, ya casi para dar las 13:00 horas, finalmente llegó una autoridad civil, la Regidora Quinta, quien charló brevemente con los familiares de los manifestantes y pidió 10 minutos para subir a su oficina en el Palacio para resolver sus peticiones más inmediatas, como el apoyo para el sepelio y las curaciones de la mujer que sobrevivió al impacto y está grave en el Hospital General de Córdoba. En ese lapso un nuevo altercado se suscitó cuando un imprudente taxista, ignorando el cierre de la calle con una valla humana, pretendió pasar, lo que generó un intercambio de palabras altisonantes, hasta que fue obligado por la Fuerza Civil a retroceder y buscar otro camino.

 

Pasado el límite de tiempo pedido por la Regidora municipal, los manifestantes empezaron a exigir su presencia a través del altavoz, por lo que bajó y convenció a cuatro familiares de los heridos para que los acompañara a las instalaciones del Mando Único, donde les proporcionaría el apoyo para las necesidades más apremiantes, como los gastos del velorio, la inhumación de los cuerpos y la atención para los dos heridos que están hospitalizados, lo que hicieron de inmediato, quedándose el grueso de los manifestantes sobre la calle 1 para seguir con el bloqueo.

 

Finalmente, después de varias horas de bloqueo y protesta, los manifestantes se retiraron y despejaron la vialidad, con el   amargo sabor de boca que le dejaron las autoridades municipales, quienes hicieron oídos sordos a su dolor y necesidad de apoyo por la trágica pérdida de dos vidas humanas, más otras dos que se encuentran en estado crítico de salud.

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