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Entre el fuego y la leyenda: Las minas de obsidiana en las faldas del Citlaltépetl

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EL BUEN TONO

Orizaba, Ver.- En lo alto de las montañas, donde el viento susurra antiguos secretos y el suelo aún vibra con la fuerza del volcán, se encuentra uno de los tesoros geológicos y culturales más enigmáticos de México: Las minas de obsidiana, ocultas entre las faldas del Citlaltépetl -el majestuoso Pico de Orizaba-, el más alto del país.

Este paraje, cargado de historia, espiritualidad y simbolismo, alberga yacimientos de una piedra que ha fascinado a las civilizaciones por milenios: La obsidiana. Formada por el enfriamiento abrupto de lava volcánica, la obsidiana fue más que un recurso para los pueblos mesoamericanos: Fue un instrumento sagrado. Con ella se fabricaban cuchillos ceremoniales, puntas de lanza, espejos de adivinación y amuletos protectores.

Un lugar donde la tierra habla

Aún hoy, los habitantes de la región conservan relatos sobre la fuerza espiritual de estas piedras. Se dice que la obsidiana guarda en su interior el fuego de la montaña, que puede sanar o proteger según cómo se use. Muchos visitantes aseguran sentir una energía especial al pisar estos suelos oscuros y brillantes, como si la tierra misma compartiera un fragmento de su memoria ancestral.

El entorno, dominado por el imponente Citlaltépetl -nombre náhuatl que significa “Cerro de la Estrella”-, ofrece un escenario natural de belleza sobrecogedora. Desde sus laderas, se pueden observar los valles verdes que contrastan con los campos volcánicos, donde aún se encuentran fragmentos de obsidiana dispersos como cristales caídos del cielo.

Turismo cultural y conexión espiritual

En los últimos años, este sitio ha comenzado a atraer a turistas alternativos, investigadores y buscadores espirituales, interesados en la conexión entre naturaleza, historia y conciencia. Algunos acuden para recolectar pequeñas piezas de obsidiana; otros para participar en ceremonias de reconexión con la tierra, guiadas por comunidades originarias.

Además del interés arqueológico y espiritual, el sitio representa una oportunidad para promover el turismo sustentable en la región. Guiados locales ofrecen recorridos por las zonas de extracción tradicional, compartiendo no solo conocimientos sobre la piedra, sino también las leyendas que han pasado de generación en generación.

Redescubrir las raíces

Visitar las minas de obsidiana al pie del Citlaltépetl no es solo una travesía geográfica, sino un viaje al corazón del México ancestral. Es una invitación a contemplar el paisaje, a escuchar las voces antiguas que aún resuenan en la roca y a tocar una parte viva de nuestra historia.

Porque en cada fragmento de obsidiana, aún brilla una chispa del fuego que dio origen a esta tierra.

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