

Por: Andrés Timoteo / columnista
Transcurre el famoso período de intercampañas y pese al silencio que la Ley obliga a los candidatos, al menos los presidenciables siguen ocupando titulares en los medios informativos. El más activo es el morenista Andrés Manuel López Obrador, quien no sólo hace declaraciones a la prensa con clara alusión al electorado, sino continúa con reuniones de proselitismo. Una de las últimas la realizó el sábado pasado en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, donde se encontró con empresarios veracruzanos.
Aunque en ese encuentro con empresarios – organizado por los fidelistas Ricardo Ahued Bardahuil, exalcalde de Xalapa y candidato al Senado, y Ricardo Exhome Zapata, candidato a la Diputación Federal por Veracruz- no tuvo la asistencia de los hombres de negocios más acaudalados de la Entidad sí sirvió para que el tabasqueño tuviera un escenario mediático. Entre lo que declaró está algo que le molesta sumamente cada vez que se lo preguntan: el oficio al que se dedican sus tres hijos mayores.
“A trabajar de manera honesta, son honrados, uno es abogado, otro es politólogo y otro es maestro”, señaló al tiempo que se negó a precisar sus lugares laborales. Es más, se enojó por la pregunta y arremetió –otra vez- contra los reporteros a quienes acusó de ser enviados del Gobernador en funciones. El tema le causa especial escozor porque sus tres hijos tienen altos cargos en Morena, colocados obviamente por él, por mandato directo.
Especialmente su hijo mayor, Andrés López Beltrán, conocido como “Andy” y quien tiene más poder al interior del partido que la propia lideresa formal, Yeidcol Polenvsky. Claro, no es pecado que sus hijos estén en su proyecto político, lo cuestionable es que vivan del financiamiento público que recibe Morena. Esa es una de sus incongruencias, pues terminó haciendo lo mismo que criticó al convertir a Morena en una empresa familiar.
Pero la otra polémica que rodea al tabasqueño y esa si es de tomarse en cuenta por su peligrosidad, es la generada tras la propuesta para convocar a una asamblea constituyente, en el caso de convertirse en Mandatario de la Nación, para que se elabore una “constitución moral” que rija la Nación y algunos de los que serían llamados a la tarea de elaborar dicho marco legal serían líderes religiosos, de las iglesias católica y protestante. De un golpe, López Obrador “sepulta” su condición de juarista al buscar desenterrar la vieja influencia del clero para hacer leyes, y por ende, co-gobernar.
La “constitución moral” del tabasqueño es dar un paso atrás, comenzar a desmontar las Leyes de Reforma con las cuales Benito Juárez despojó de privilegios a la Iglesia e institucionalizó la laicidad en el País. Y lo más grave es que esa reforma constitucional es un inminente indicio de autoritarismo. No es exageración ni especulación, sino precaución porque todos los dictadores en la historia reciente han creado nuevas constituciones bajo el pretexto de “salvar a la Nación” y éstas se convirtieron en instrumentos persecutores y peor aún, de la permanencia indefinida en el poder.
Cuando los políticos y gobernantes comienzan a hablar de moral desde el punto de vista religioso, hay que encender las alarmas porque eso indica que pretenden un Estado confesional regido por leyes teocráticas donde ellos son los representantes divinos para representarlo y aplicar sus leyes. Por ende, los gobernantes teocráticos son inamovibles por decisiones terrenales –léase: el voto ciudadano- y sus juicios personales son inapelables.
Entonces se pasa a la estadía de lo divino. Con esa “constitución moral” ya no se hablará de delitos, sino de pecados y los ciudadanos ya no serán infractores, sino pecadores lo que llevaría a la deducción de que los que no obedezcan esas leyes o quienes se opongan y critiquen al régimen también estarán contra el Reino de Dios. Es decir, conducirá a demonizar tanto a los delincuentes como a la oposición política, a convertirlos en una suerte de súbditos de Satanás.
A lo largo de la historia, el Estado confesional ha sido engendrador de dictadores y sustento para represión del pueblo. La historia también enseña que las leyes teocráticas demonizan a los grupos poblacionales que no encajen en las normas religiosas: madres solteras, divorciados, homosexuales, científicos, ateos, los que se pronuncian por el aborto y obvio, a los que quieran hacer valer la libertad de disentir y de expresión.
En este espacio se ha dicho muchas veces que Andrés Manuel López Obrador representa la mejor opción para la Presidencia de la República por sus banderas de cambio político y de combate a la corrupción. Sin embargo, al proponer un Estado confesional en lugar de hacer valer los preceptos juaristas que garanticen la permanencia del Estado laico echa por tierra los bonos que lo distinguían de los otros candidatos presidenciales. Lo que propone López Obrador ni siquiera se ha atrevido a hacer la ultraderecha panista: gobernar con leyes clericales y por decreto divino.
Suena hasta agradable eso de “moralizar” el ejercicio público, pero cuando se mezcla con la filosofía religiosa es una bomba de tiempo contra las libertades del pueblo. La “constitución moral” de López Obrador, que sería elaborada por líderes religiosos, es algo mucho más peligroso que su intención de otorgar amnistía a los narcotraficantes o el dar refugio en Morena –y en su proyecto de Gobierno- a los de la “mafia del poder”.
JURASSIC PARK
En cuanto al Partido Revolucionario Institucional (PRI), los tecnócratas no pudieron levantar a José Antonio Meade en las preferencias ciudadanas, optaron por reabrir las jaulas del parque jurásico. Ante el inminente fracaso de personajes como Enrique Ochoa Reza, Luis Videgaray, Aurelio Nuño, Vanessa Rubio y Javier Lozano en la estrategia electoral del PRI, cuyas pifias llevaron a Meade a colocarles en el tercer lugar en todas las encuestas, por lo que llamaron a los “dinosaurios”, a los del “viejo” PRI.
Esta fauna, con sus dientes, garras y bolsas de chanchullos, no para posicionarlo en el ánimo de los votantes sino para robarse la elección, regresó a las figuras de Miguel Ángel Osorio Chong, René Juárez Cisneros, Mariano González Zarur, Beatriz Paredes, Manlio Fabio Beltrones y Carolina Viggiano, ésta última esposa de Rubén Moreira, exgobernador de Coahuila, quienes fueron nombrados como los encargados de operar el voto en diversas regiones del País. Los definen como la “artillería pesada” del Partido, aunque algunas de esas “bestias negras” del priismo ya estén desdentadas.
Tal es el caso del sonorense Beltrones, que en el 2016 tuvo que salir vergonzosamente por la “puerta de atrás” del Comité Ejecutivo Nacional, tras cosechar derrotas estrepitosas en los comicios para renovar varias gubernaturas. Aún con el sello de perdedor, fue requerido electoralmente, vaya caso. La encargada de la operación en la Tercera Circunscripción del País, que incluye a Veracruz, es la exgobernadora de Tlaxcala, Beatriz Paredes, una genuina representante de fauna jurásica del tricolor.
Mimética y marrullera, la tlaxcalteca lo mismo opera para el PRI que para el PAN, según la conveniencia. Su defecto adicional es su extrema cercanía a la fidelidad, intermediaria en los negocios entre Odebrecht y el innombrable en Veracruz, además de que en su momento fue protectora de Javier Duarte. Por eso, en términos de fama pública, Paredes no le ayuda al priismo y especialmente a nivel Local no atraerá votos aunque sepa mucho de “mapachería” electoral.
EL DE LA CAÑA DE PESCAR
A nivel Estatal, algo absurdo en este asunto de los coordinadores de campaña del tricolor, es que para el estado de Veracruz se nombró –según trascendidos- a Héctor Yunes Landa, el perdedor y sepulturero del tricolor en el 2016. ¿Qué resultados se pueden esperar de este señor en eso del acopio del voto si no fue capaz de obtenerlos ni siquiera para sí mismo? Ahí el candidato a la Gubernatura, José Yunes Zorrilla debe estar muy alerta y evitar que se le cuele a su campaña porque lo va a salar, no sólo porque arrastra mal-aura, sino porque es muy proclive a la traición.
Por supuesto, Yunes Landa no da paso sin guarache porque para apoyar las labores proselitistas cobró bien. Su hija, Andrea Yunes, va como candidata a la Diputación por Boca del Río, pero también fue incluida –dicen que en el primer lugar- como abanderada plurinominal, es decir que aunque pierda en las urnas –que es lo más seguro- tendrá asegurada la curul. Vaya, y eso que Yunes Landa fustiga a su primo, el gobernante en funciones, de poner en cargos públicos a sus hijos.
También uno de sus incondicionales, Jorge Moreno Salinas, quien fue Secretario de Seguridad Pública con Miguel Alemán, sería Diputado Local por la vía plurinominal y Yunes Landa pretende que lidere la bancada priista en la próxima Legislatura para tener un coto de poder en el Congreso Local. ¿Se acuerdan del señor Moreno Salinas?, fue el mismo que tuvo que llevar de regreso a Casa Veracruz la caña de pescar que Javier Duarte regaló a Yunes Landa en un evento público para humillarlo.
El Senador no tuvo las agallas de rechazar el obsequio públicamente –lo recibió sonriendo y hasta un abrazo el dio a Duarte- y unas horas después envió a su mandadero a regresar ese instrumento pesquero, pero ni siquiera lo recibió el gobernante de ese entonces ni lo dejaron pasar a Casa Veracruz, sólo fue atendido por los porteros. Vaya historia, al de la caña de pescar ahora quieren hacerlo líder parlamentario.
Por cierto, en el contexto de escasez de buenos operadores para la campaña de Yunes Zorrilla, algunos priistas afirman que la revelación del momento se llama Gloria Luz Galván Orduña, alcaldesa de Xico, quien sin “amilanarse” le plantó cara al personal del programa “Veracruz comienza contigo” del Gobierno Estatal, le echó la Policía cuando se apareció en sus dominios y amenazó con meterlo a la cárcel municipal por repartir apoyos sin su permiso. Por sus fueros, les puso una corretiza a los operadores azules.
La señora Galván Orduña, dicen, tiene más “pantalones” que el dirigente estatal del Partido, Américo Zúñiga, y otros que se dicen mandamases en el tricolor veracruzano que no levantan ni la vista cuando tienen enfrente al gobernante en turno.
Es más, el peroteño debería incorporar a la brava alcaldesa xiqueña a su equipo, pues ella no le saca a ponerse al tú por tú con el mismo Gobernador en funciones y además le garantizaría una mejor operación electoral que cualquiera de esos señoritos y dejativos que lo rodean.
