De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- Mientras la Ley Reglamentaria del Servicio Ferroviario (LRSF) establece que los trenes no deben superar 75 decibeles (dB) en horario diurno y 35 dB por la noche, en Córdoba los trenes de carga rompen el silencio con niveles que alcanzan los 85 dB en plena madrugada.
Ciudadanos afectados por este problema, demandan que Ferrocarriles instale plumas automáticas en los cruces a fin de evitar que los trenes tengan que hacer ese ruido estridente para ser detectados. Consideran que eso es contaminación auditiva, que debe ser regulada.
Y es que cada madrugada, el estruendo de los trenes de carga resuena como un reloj despiadado en las colonias aledañas a las vías férreas, que van desde San Miguelito, Lázaro Cárdenas, El Barrio de Las Estaciones, La Alameda, El Dorado, El Bosque, colonia Elizabeth hasta los límites con Fortín como San Nicolás, entre otras.
Este cimbrar no sólo sacude las ventanas, sino la salud de cientos de habitantes. Aunque la ley establece límites claros para el ruido ferroviario, en esta ciudad, la norma parece ser un mudo testigo de lo que ocurre cuando el derecho al descanso choca contra la inercia institucional.
Estudios internacionales advierten que un tren de carga genera entre 90 y 100 dB al pasar, equivalente al ruido de una motosierra, lo que expone a miles de familias a riesgos de salud y vulnera la normativa mexicana. Los habitantes señalan que el estruendo nocturno se agudiza cuando los trenes aceleran o accionan sus silbatos en zonas urbanas.
La LRSF prohíbe el uso de silbatos, bocinas o sirenas en zonas urbanas entre las 22:00 y 6:00 horas, salvo emergencias. No obstante, en Córdoba, los conductores hacen sonar los silbatos de forma recurrente durante la noche, según denuncian organizaciones civiles. “Es una costumbre innecesaria, pero nadie los sanciona”, señala Jorge López, integrante del colectivo “Córdoba sin Ruido”.
