


Tinta Ácida
El Buen Tono
Rafael Delgado.- La administración de Alejandra Enríquez terminará señalada por obras inconclusas, bloqueos a comerciantes, amenazas, extorsiones, entre otros.
La alcaldesa, que llegó al cargo como suplente tras el asesinato de su antecesor, Isauro Ambrosio Tocohua, se presentó como la “mejor” presidenta municipal, pero su gestión dejará inconformidad y denuncias de corrupción entre la población.
Durante su mandato, se realizaron pequeños tramos de obra con sobreprecios, sin procesos de licitación transparentes y con constructoras “fantasma” ligadas a la funcionaria local.
Los artistas que participaron en proyectos municipales se quedaron sin recibir su pago, mientras que el arco de entrada quedó inconcluso.
A empleados del ayuntamiento se les descontaron salarios de forma arbitraria, en un esquema que los trabajadores calificaron como un beneficio personal para Enríquez.
Habitantes también denunciaron que la presidenta utilizó prestanombres para adjudicarse contratos de obra y que colocó en puestos clave a personas ajenas al municipio, que se relaciona con las campañas de su esposo, quien aprovechó recursos oficiales para uso personal.
Además, acusaron que su hijo presumió viajes pagados con dinero público, mientras la presidenta se desplazaba en vehículos oficiales acompañada de un ingeniero al que designó como responsable de obra.
A cuatro meses de concluir su periodo, los reclamos vecinales permanecen, no se resolvió el problema del alumbrado en la zona de Las Sirenas, quedaron pendientes obras como el techado del mercado.
La percepción ciudadana fue que la presidenta se sirvió del cargo antes que atender las necesidades de la población.

