Sandra González
El Buen Tono
Orizaba.- El incremento sostenido de hechos violentos en la región continúa evidenciando la incapacidad institucional para responder con eficacia a un fenómeno que afecta directamente la vida cotidiana de las comunidades. Homicidios, cuerpos abandonados y agresiones de alto impacto forman parte del panorama que diariamente reportan los medios locales, sin que exista un control real de la situación. En este contexto, el vocero de la Diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez, sostuvo que aún falta un trabajo profundo en materia de prevención y aplicación de justicia para contener esta espiral de violencia que ha arrebatado la paz a numerosas familias.
El portavoz eclesiástico subrayó que los homicidios y feminicidios no disminuirán mientras no exista una auténtica cultura de la vida respaldada por leyes coherentes y efectivas. Señaló que la violencia no sólo se expresa en las calles, sino también en iniciativas legislativas que, desde su perspectiva, vulneran la dignidad humana, como las propuestas relacionadas con el aborto o la eutanasia.
“Si queremos combatir la violencia y los homicidios, se tiene que promover la vida. Como decía Pablo VI en la ONU: si queremos la paz, debemos promover y defender la vida”, afirmó.
Enríquez Báez lamentó que, pese a los llamados reiterados de organizaciones civiles y sectores sociales, los feminicidios continúan en aumento desde hace años, reflejando un entorno de violencia estructural que no ha sido atendido con la diligencia necesaria.
La falta de resultados contundentes en investigaciones y la ausencia de sanciones efectivas fortalecen la percepción de impunidad que padecen las víctimas y sus familias.


