Sandra González
El Buen Tono
Orizaba.- En el marco del tercer domingo de Adviento, la Diócesis de Orizaba celebró el llamado Domingo de Gaudete, una jornada litúrgica marcada por la esperanza y la alegría ante la cercanía de la Navidad. Desde el púlpito de la iglesia madre de San Miguel Arcángel, el obispo Eduardo Cervantes Merino exhortó a los fieles a superar la superficialidad de las “luces artificiales” y permitir que la verdadera luz -la espiritual- entre en la vida interior de cada persona.
Durante su reflexión, el prelado subrayó que este tiempo litúrgico no debe reducirse a una celebración externa o meramente comercial, sino asumirse como una etapa de preparación profunda, en la que se renueve la esperanza y la confianza en Dios. Recordó que, tanto las lecturas bíblicas como el Evangelio de este domingo invitan a reconocer los signos de la presencia divina en la vida cotidiana.
A través del mensaje de Juan el Bautista, el Evangelio llama a los creyentes a discernir y responder a esos signos con coherencia, destacando que el carácter festivo del Domingo de Gaudete anticipa la cercanía del nacimiento de Jesucristo. Esta celebración, señaló, fortalece la esperanza tanto en la venida histórica del Señor, ocurrida hace más de dos mil años, como en la expectativa de su segunda venida, asociada a la consolación, la paz y la bendición para la humanidad.
Este domingo la liturgia permite el uso del color rosado, símbolo de esperanza, resultado de la mezcla entre el morado penitencial del Adviento y el blanco festivo de la Navidad. Este signo visual, explicó, indica que el tiempo de espera está por concluir y que los fieles se encuentran en la recta final del camino espiritual para recibir dignamente al Señor.
Finalmente, Cervantes Merino llamó a la comunidad católica a vivir este tramo final del Adviento con preparación interior, conciencia y responsabilidad espiritual, dejando de lado lo superficial y enfocándose en el verdadero sentido de la Navidad.
