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Fortín ya es “pueblo mágico”; Orizaba quiere serlo

Superiberia

Fortín.- Coatepec, Papantla y Xico, ciudades veracruzanas con un atractivo especial, son muestra de lo que significa un Pueblo Mágico. Las tres, desde hace años, forman parte de un grupo privilegiado de ciudades de nuestro País que reciben recursos del Gobierno Federal para mejorar su infraestructura, capacitar a sus pobladores y aumentar su oferta turística, precisamente para atender a los visitantes que llegan en gran número gracias a la promoción que sobre estos poblados y ciudades realiza la Secretaría de Turismo (Sectur) del gobierno de la República.

Un Pueblo Mágico, de acuerdo con la dependencia, es una localidad que tiene atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, cotidianidad; en fin, magia que emana en cada una de sus manifestaciones socio-culturales, y que significan hoy día una gran oportunidad para el aprovechamiento turístico.

El Programa Pueblos Mágicos contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes.

Como El Buen Tono ya ha informado, los gobiernos municipales de Orizaba y de Fortín han iniciado los trámites para lograr el registro de Pueblo Mágico para ambas ciudades; Orizaba quiere ser Pueblo Mágico y, Fortín, creemos que ya lo es.

Para ello, el primero se ha preparado desde hace tiempo, precisamente mejorando sus servicios, pavimentando casi la totalidad de las calles de la ciudad, ampliando sus redes de electrificación, de agua potable y drenaje, rehabilitando y remozando edificios históricos, dando atención prioritaria a sus espacios verdes, parques, alamedas y jardines; instalando paseos con pequeños zoológicos, abriendo una serie de museos temáticos en edificios históricos, operando un teleférico traído de Francia, y, recientemente, recuperando el Teatro Metropolitano para la ciudad y la zona metropolitana en que está inmersa; entre muchas otras acciones que reflejan el interés del gobierno municipal por servir a su ciudad y a sus habitantes.

Fortín, en cambio, busca la denominación de Pueblo Mágico sin aportar para el registro en el programa, ninguna acción de modernización, de mejora en sus servicios, ni atención a sus edificios históricos o centros turísticos. Mucho menos atención, a sus calles y avenidas, ni los accesos a la ciudad o a sus múltiples comunidades. Pero al parecer, no lo necesita, pues creemos que Fortín ya es un Pueblo Mágico desde hace algunos años.

Como si se tratase de una broma, ayer viernes la coordinadora de Turismo Municipal, Isabel Hernández Gutiérrez, aseguró que el Ayuntamiento de Fortín busca que el municipio obtenga el nombramiento de
Pueblo Mágico.

Sin embargo, nosotros les decimos que Fortín es mágico, y que ni el mejor mago del mundo ha podido imitar los trucos de magia que los gobiernos municipales han hecho en los últimos años.

¿Por qué decimos que Fortín es mágico?, porque a pesar de que el Gobierno del Estado y Federal otorgan recursos al Ayuntamiento, el dinero ha desaparecido, porque hasta la gente desaparece, como el caso del ex alcalde, César Torrecilla, que luego de saquear hasta el cansancio las arcas municipales, desapareciendo el dinero, él mismo se ha extraviado.

En un verdadero acto ilusionista, hasta la Interpol lo anda buscando ahora en
el extranjero.

Como nuestros lectores pueden enterarse en esta misma edición de El Buen Tono, en Fortín desaparecen los delincuentes, pues luego de robar y ser detenidos, no son puestos a disposición del Ministerio Público (MP). Simplemente, la policía los hace desaparecer. Vaya, hasta los botines de los robos desaparecen, como el caso del maletín que recuperó la policía luego de un atraco, y 24 horas después, cuando le fue devuelto a sus legítimos dueños, el dinero que contenía ya no estaba.

La magia fortinense es evidente también en el actual gobierno. El alcalde Armel Cid, con sus varitas mágicas, ha logrado desaparecer todo lo malo de su antecesor, y también es un buen hiptonizador, pues ha logrado borrarle de la mente a los fortinenses el mal trabajo de
ese gobierno.

Como verdadero mago, Armel desaparece el dinero de la Administración sin llevar a cabo obras y acciones que beneficien a sus gobernador. Como buen mago, se rodea de bellas mujeres para realizar sus actos de ilusionismo y magia, mientras las manifestaciones de los pobladores van en aumento.

 

de la redacción

El Buen Tono 

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