


De la Redacción
El Buen Tono
CÓRDOBA.- Los hechos de sangre que este lunes conmocionaron a la ciudad, con un saldo de un muerto y un herido durante un asalto a una joyería en la avenida 1, no son más que la consecuencia lógica de la negligencia de las autoridades municipales en materia de seguridad. Este episodio violento es el claro fracaso cuyas víctimas son, una vez más, de la ciudadanía, y las autoridades nada hacen, pero cuando matan a alguno de ellos entonces sí encuentran a los culpables.
La administración de Juan Martínez, con la complacencia de la síndica Vania López González y el corrupto encargado de Seguridad Municipal, Enrique Tolentino, ha permitido que la extorsión y “cobro de piso” a los comercios se normalice y sea impune. Durante meses, los comerciantes han alzado la voz para denunciar las amenazas que sufren, clamando por una presencia y una acción policial que nunca llega. La respuesta del gobierno municipal ha sido un silencio cómplice o acciones superficiales que no atacan el problema de fondo.
Las frías estadísticas de la Jurisdicción Sanitaria Número 6, revelan más de 60 heridos por arma de fuego en lo que va del periodo, no son solo números, es el testimonio del fracaso en las estrategias de seguridad de esta administración. Detrás de cada cifra hay un joven, una familia destrozada y una comunidad que ha perdido la confianza en sus gobernantes. El perfil de las víctimas, predominantemente jóvenes, evidencia un entorno donde la violencia se ha convertido en un mecanismo de control por parte de la delincuencia, un control que las autoridades son incapaces de resolver.
Es la prueba de que las advertencias fueron ignoradas. La incapacidad para parar los hechos delictivos deriva en mayor violencia, donde la vida de los ciudadanos se pone en juego en balaceras. Hoy, un hombre perdió la vida y otro lucha por la suya, mientras Juan Martínez, Vania López y Tolentino deben responder por qué su inoperancia, corrupción e impunidad.

