EFRAÍN HERNÁNDEZ
EL BUEN TONO
Córdoba.- El supuesto “nuevo” sistema de iluminación del Estadio Rafael Murillo Vidal volvió a fallar la noche del martes, obligando a recurrir a lámparas averiadas y a soluciones improvisadas.
Este fracaso confirma el saqueo y la negligencia con que Juan Martínez Flores administra el deporte en Córdoba, mientras se anuncia sin pudor otro partido nocturno para el próximo sábado, a pesar de que la obra ya nació inservible.
La falla generó indignación entre deportistas y asistentes, quienes constataron que una inversión presentada como “moderna” no soporta ni unos días de uso. El problema no es técnico: es administrativo. La Coordinación Municipal del Deporte (Comude) se ha convertido en un aparato inútil, incapaz de garantizar condiciones mínimas en uno de los principales espacios deportivos de la ciudad.
La responsabilidad directa recae en Rosalío Martínez Armillas, titular de la Comude, cuya gestión se ha caracterizado por la simulación y el silencio. Sin embargo, el control absoluto lo ejerce Jessica Martínez, hija del alcalde, señalada como la verdadera operadora del organismo, transformando al espacio en un negocio familiar donde manda el parentesco y no la capacidad.
Este nuevo fracaso se suma a una cadena de obras defectuosas del gobierno municipal, denunciadas por la ciudadanía como parte de un esquema de corrupción encabezado por Juan Martínez Flores y su compadre el contratista Patricio Rodríguez, conocido como “El Ostionero”. Las instalaciones quedan como chatarra, el dinero desaparece y el deporte municipal sigue abandonado a su suerte.


