

La jornada electoral del domingo resultó ser un claro mensaje de rechazo ciudadano hacia el nuevo modelo de elección judicial impulsado por el gobierno federal. Según una encuesta de salida realizada por Berumen, solo el 11.9% del electorado participó, dejando un contundente 88.1% de abstención. Ni la entrega masiva de acordeones ni el acarreo de adultos mayores beneficiarios de los programas del Bienestar lograron revertir la apatía ciudadana. Los nuevos integrantes del Poder Judicial, en su mayoría afines a Morena, llegan con una legitimidad severamente cuestionada.
Este fracaso se traduce en un golpe político directo a Claudia Sheinbaum, presidenta de México, quien promovió activamente la participación. También representa un rechazo masivo a Andrés Manuel López Obrador, autor de la reforma judicial, y a sus aliados legislativos, incluido el veracruzano Miguel Ángel Yunes Márquez, quien dejó el PAN para sumarse a Morena y votar a favor de la reforma.
Veracruz: entre triunfos simbólicos y pérdidas estratégicas
En el plano estatal, Veracruz fue testigo de una jornada electoral llena de contrastes. El triunfo de Rosa María Hernández Espejo en el municipio de Veracruz se convirtió en el principal logro de Morena en el estado, al derrotar con contundencia a la familia Yunes, histórica fuerza del PAN en la región. La victoria de Hernández Espejo no solo significó una victoria local, sino también una simbólica ruptura de la hegemonía panista en el puerto.
Sin embargo, esta victoria no compensa el desplome general de Morena en el estado. De los 212 municipios, el partido guinda solo logró ganar en 72 –60 en coalición con el PVEM y 12 en solitario–, perdiendo así 46 alcaldías en comparación con las 118 que actualmente gobierna. La fanfarronería previa del dirigente estatal Esteban Ramírez Zepeta, quien prometía “arrasarlos a todos”, se desinfló rápidamente ante los primeros resultados del OPLE.
Movimiento Ciudadano, el inesperado protagonista
Mientras Morena perdía terreno, Movimiento Ciudadano emergió como la sorpresa de la contienda, logrando al menos 41 alcaldías y perfilándose como la segunda fuerza política estatal. Le siguen el PAN (34), el PT (27), el PRI (23) y el PVEM (12). En un giro inesperado, el partido naranja ganó incluso en Uxpanapa, donde recientemente un convoy de Morena fue acusado de atropellar a un vendedor ambulante, lo que evidenció el desgaste de imagen del partido oficialista.
Episodios de violencia y señales preocupantes
La elección también estuvo marcada por hechos trágicos. En Coxquihui, donde fue asesinado un candidato de Morena, el PAN se llevó la victoria. En Texistepec, donde ocurrió otro asesinato político, el triunfo fue para el PT. Estos sucesos reflejan la tensión y violencia que empañaron el proceso electoral en varias regiones del estado.
La lección para Morena: no basta el aparato gubernamental
Más allá de los números, el mensaje ciudadano fue claro: la maquinaria electoral basada en programas sociales y figuras impuestas ya no garantiza triunfos. A diferencia de años anteriores, el actual delegado de Bienestar, Juan Javier Gómez Cazarín, no logró movilizar a las bases como lo hacía Manuel Huerta en su momento. Incluso, algunos directores regionales fueron sorprendidos haciendo proselitismo en plena veda electoral, lo que terminó afectando aún más la percepción del electorado.
En contraste, figuras opositoras como Maryjose Gamboa, del PAN, ganaron espacios estratégicos como Boca del Río, rompiendo el eje costero que Morena tanto ansiaba dominar.
Conclusión
La elección judicial y los comicios municipales en Veracruz revelaron una ciudadanía crítica, inconforme y cada vez más despierta, dispuesta a castigar el abuso de poder y el exceso de confianza. Mientras Morena sufre una dolorosa sacudida, nuevos actores como Movimiento Ciudadano se abren paso en el tablero político estatal, marcando lo que podría ser el inicio de una nueva configuración de fuerzas rumbo al futuro político de Veracruz… y del país.
