

AGENCIA
CDMX.- A cuatro años de su lanzamiento, el programa Gas Bienestar, una de las apuestas más visibles del expresidente Andrés Manuel López Obrador, ha resultado en un fracaso operativo y financiero. Lejos de cumplir con su promesa de llevar gas LP barato y seguro a todos los rincones del país, el proyecto quedó limitado a sólo nueve alcaldías de la Ciudad de México, arrastrando pérdidas millonarias, operando con subsidios permanentes del gobierno federal y desatando un conflicto con el sector gasero privado.
Desde su creación en 2021, Gas Bienestar ha reportado cero pesos de utilidad, mientras que sus ingresos han ido en declive: Pasó de generar 254.3 millones de pesos en los primeros cinco meses de 2022 a 174.4 millones en el mismo periodo de 2024. Estos números palidecen frente a los más de mil millones de pesos en gastos iniciales por la compra y reparación de cilindros, muchos de los cuales llegaron en malas condiciones. El deterioro del equipo ya provocó al menos una muerte por fuga de gas en la alcaldía Gustavo A. Madero.
En lugar de ofrecer una alternativa sostenible, Pemex ha tenido que rescatar financieramente a Gas Bienestar, inyectando 300 millones de pesos en capital durante 2024. Esta estrategia, lejos de fortalecer a la empresa estatal, ahonda su ya crítica situación financiera, obligándola a seguir recurriendo a deuda para mantenerse a flote.
El tope de precios de 10.61 pesos por litro, fijado por la Secretaría de Energía desde 2021, ha sido otro factor desastroso. No sólo ha hecho inviable el modelo económico de Gas Bienestar, sino que ha puesto en jaque a los distribuidores privados, quienes denuncian despidos masivos, cierres de empresas y bloqueo de permisos por parte de las autoridades.
La tensión llegó a un punto crítico el 15 de mayo, cuando empresas gaseras anunciaron un paro nacional de labores para la primera semana de junio si la nueva administración de Claudia Sheinbaum no entabla diálogo con el sector. En su pronunciamiento, acusaron a la Sener de actuar como “actor hostil” y no como árbitro regulador, lo que ha generado “fuga de inversión, debilitamiento de infraestructura y una crisis en el suministro”.
Este panorama evidencia que Gas Bienestar no solo falló en su misión social, sino que distorsionó el mercado, ahuyentó inversiones privadas y puso en riesgo el suministro de un combustible que utilizan 100 millones de mexicanos.
Al cierre del sexenio, la llamada “empresa del bienestar” deja una larga lista de promesas incumplidas, pérdidas económicas, tensión con el sector privado y un futuro incierto que hereda a la administración entrante.
Igual que el Tren Maya, AIFA, Dos Bocas, Insabi, etc… La 4T es una basura comandada por um ejército de hienas.
Sorprende que aún exista, ese servicio que da más problemas que soluciones; ¡qué fácil es ser empresario con dinero ajeno!
