in ,

Fracasa Igor ante hartazgo; junto con Diez, son la misma mvgr3

PUBLICIDAD publicidad

De la Redacción

EL BUEN TONO 

ORIZABA.- La reciente derrota electoral de Igor Rojí López, quien intentó regresar a la presidencia municipal de Orizaba ahora bajo el cobijo de Morena, expuso algo más que un fracaso en las urnas; es decir que evidenció el hartazgo ciudadano ante el reciclaje político y las fracturas dentro de un mismo proyecto de poder que se niega a morir.

El primero en marcar distancia, con aires de superioridad moral y una memoria selectiva, fue su exjefe y mentor político, el actual alcalde Juan Manuel Diez Francos, quien criticó abiertamente la ambición de Rojí, acusándolo de haber perdido el rumbo, como si él mismo no fuera ambicioso y corrupto.

Pero la crítica no exime, pues fue Diez Francos quien durante años moldeó y sostuvo la carrera política de Igor Rojí bajo el viejo manual del priismo orizabeño.

Ambos son producto de la misma escuela política: pragmática, oportunista, basada en lealtades transitorias y negocios familiares disfrazados de administración pública, es decir, son la misma mugre política.

El brinco de Rojí de las siglas del partido tricolor a las de Morena fue interpretado por la ciudadanía como lo que realmente fue: una jugada desesperada por mantenerse vigente.

Lejos de sumar apoyos, la maniobra generó desconfianza, y los orizabeños no olvidaron los escándalos de su anterior gestión.

Su ambición fue evidente, pero también compartida.

La derrota de Igor Fidel Rojí no sólo es el cierre de un ciclo fallido, sino también un reflejo del colapso de un sistema local que ha sobrevivido más por inercia que por convicción.

Y ahora, con sus principales actores en disputa pública, queda claro que el poder en Orizaba no sólo se recicla, también se traiciona.

CANAL OFICIAL

Van 80 casillas a voto por voto; reportan inconsistencias

Convocan a donar sangre; harán Maratón de Donación