Agencias
México.- La vigilancia militar en la Tierra Caliente de Michoacán se ha convertido en pieza clave para proteger la cadena productiva del limón, una de las actividades económicas más golpeadas por la violencia del crimen organizado. Soldados del Ejército y elementos de la Guardia Nacional —incluido el grupo élite conocido como “Murciélagos”— realizan patrullajes diarios en campos, huertas, empaques y el Tianguis Limonero como parte del Plan Michoacán y la Operación Paricutín. Su misión es contener extorsiones, amenazas, homicidios y la siembra de artefactos explosivos improvisados que han provocado la muerte de jornaleros y habitantes.
Con el despliegue de 10 mil 600 elementos, los convoyes ingresan incluso a comunidades donde persiste la complicidad de pobladores con jefes criminales, zonas donde han sido detectadas minas y explosivos. La presencia federal ha devuelto parte de la tranquilidad a los trabajadores del campo, quienes aseguran que ahora pueden laborar sin miedo a ataques o enfrentamientos.
En empaques y centros de acopio también se aplica un esquema de vigilancia e investigación para frenar la extorsión. Aunque los retos continúan, oficiales destacan que la población empieza a recuperar espacios públicos, un cambio visible en una región marcada por décadas de violencia.
