

Lo que parecía una simple irritación ocular se convirtió en una auténtica pesadilla para María Alejandra Osorio, una joven colombiana que vivió una de las experiencias más escalofriantes jamás compartidas en redes: una garrapata se había incrustado dentro de su ojo.
Todo comenzó con una molestia persistente, una sensación extraña que Alejandra describió como “una vaina sin importancia”. Sin embargo, su madre, al notar el enrojecimiento y el dolor creciente, la convenció de acudir al médico. Fue allí donde se reveló el espeluznante diagnóstico: una garrapata viva se había adherido al globo ocular, enterrando sus piezas bucales en el tejido interno del ojo.
“Cuando la doctora la vio, dijo que si me demoraba un poco más, podía haber perdido el ojo por la infección”, relató Alejandra en un video viral. Los médicos tuvieron que matar al parásito antes de retirarlo cuidadosamente para evitar más daño ocular. Afortunadamente, tras recibir antibióticos y tratamiento especializado, su visión logró salvarse, aunque continúa en recuperación.
Este insólito caso pone en evidencia un peligro poco conocido: las garrapatas no solo se alojan en la piel de humanos o mascotas, también pueden aparecer en los lugares más inesperados. Estos pequeños ácaros —parientes de las arañas— son conocidos por transmitir enfermedades graves como la enfermedad de Lyme, la anaplasmosis o el virus Powassan, y para ello solo necesitan permanecer adheridos por unas horas.
La historia de María Alejandra es una fuerte advertencia: ante cualquier molestia persistente en el cuerpo, incluso en los ojos, es vital acudir al médico a tiempo. Una reacción rápida puede marcar la diferencia entre un susto y una tragedia.
