


Un domingo 13 de julio marcado por violencia en Kentucky dejó una estela de miedo y tristeza tras un violento ataque armado que comenzó cerca del aeropuerto Blue Grass y culminó en una iglesia local.
El incidente inició cuando un hombre armado fue detenido por la Policía Estatal de Kentucky debido a una alerta relacionada con las placas de su vehículo. Durante la detención, el sospechoso disparó contra un agente, quien resultó herido, y luego huyó robando un automóvil.
El atacante condujo aproximadamente 24 kilómetros hasta la iglesia Richmond Road Baptist Church, donde abrió fuego. En el trágico suceso, dos mujeres —de 72 y 32 años— perdieron la vida, mientras que dos hombres resultaron heridos, uno de ellos en estado crítico según reportes de CNN.
Las autoridades indicaron que el agresor podría tener vínculos con personas dentro de la iglesia, aunque no se han revelado más detalles al respecto. Finalmente, el atacante fue abatido en la escena por tres oficiales.
El jefe de la Policía de Lexington, Lawrence Weathers, aseguró que el tiroteo en la iglesia no está relacionado directamente con el ataque al oficial cerca del aeropuerto, y confirmó que el agente herido se encuentra estable.
En respuesta a los hechos, el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, hizo un llamado a la oración y reconoció la rápida actuación de las fuerzas de seguridad. “Demos gracias a la policía estatal y a la de Lexington”, escribió en sus redes sociales.
Diversos funcionarios condenaron el ataque. El congresista Andy Barr expresó su solidaridad con las víctimas y agradeció a los primeros respondientes. “Estoy siguiendo la situación de cerca”, dijo. El fiscal general del estado, Russell Coleman, lamentó profundamente que “la violencia haya invadido la Casa del Señor” y señaló que el ataque ha sacudido a toda la comunidad. Por su parte, el senador Rand Paul afirmó: “La violencia como esta no tiene lugar en Kentucky”.
Este trágico episodio vuelve a poner en alerta a la comunidad sobre la importancia de la seguridad y la prevención de actos violentos, mientras familiares y vecinos claman por justicia y paz.

