De la redacción
El Buen Tono
La visita del cantante puertorriqueño Bad Bunny al Museo Nacional de Antropología (MNA) provocó una intensa discusión en redes sociales, lo que llevó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a emitir un pronunciamiento público para aclarar lo ocurrido.
De acuerdo con la información oficial, el artista recorrió el museo el miércoles 17 de diciembre acompañado en todo momento por personal de seguridad del recinto. La controversia surgió luego de que comenzara a circular una imagen en la que se observa al intérprete de “NUEVAYoL” acercando la mano a una estela, situación que generó cuestionamientos sobre el respeto a los protocolos de conservación.
El INAH precisó que el personal del museo intervino de inmediato para recordarle al cantante que las piezas arqueológicas no pueden tocarse, indicación que fue acatada al instante por Bad Bunny, quien retiró la mano de la pieza.
La institución subrayó que el contacto con objetos arqueológicos está estrictamente prohibido, ya que forman parte del patrimonio cultural del país y requieren medidas permanentes de conservación para evitar su deterioro.
La discusión se intensificó después de que el propio Bad Bunny compartiera en sus historias de Instagram imágenes y videos de su visita, donde aparecían piezas emblemáticas como el Calendario Azteca y otros objetos de gran relevancia histórica. Entre el material difundido destacó una fotografía en la que se le ve cercano a una estela que no estaba protegida por una vitrina.
Las reacciones en redes sociales fueron inmediatas y divididas. Algunos usuarios sugirieron que podría tratarse de una réplica, mientras otros cuestionaron lo que consideraron un posible trato especial hacia el cantante, tanto por la cercanía con la pieza como por la difusión del momento en plataformas digitales.
El debate se polarizó entre quienes defendieron al artista, señalando que atendió de inmediato la indicación del personal del museo, y quienes pusieron en duda los protocolos de supervisión del MNA. Para una parte del público, el episodio protagonizado por Benito Antonio Martínez Ocasio evidenció una percepción de privilegio asociado a la fama frente a las normas que rigen para el visitante común.
