Agencias
México.- La madrugada de este lunes, el restaurante “El Popeye”, ubicado en Coatzacoalcos, fue atacado con bombas molotov, generando un incendio que dejó fuertes pérdidas materiales, aunque sin personas lesionadas. El siniestro fue controlado por elementos del cuerpo de Bomberos, que lograron evitar que las llamas se extendieran a locales contiguos.
Este ataque no es un hecho aislado, sino parte de un preocupante patrón. Apenas en julio de 2024, el restaurante-bar “Langostinos”, también propiedad de la misma familia, fue incendiado en circunstancias similares, lo que derivó en su cierre definitivo. Esa misma noche, otro local llamado “La Bocana” fue atacado de igual manera.
En su momento, las autoridades mencionaron que se seguirían líneas de investigación por posible extorsión o cobro de piso, pero a más de un año, no se han presentado avances sustanciales ni responsables detenidos, lo que revive el temor y la indignación en el sector empresarial de la ciudad.
El nuevo atentado ocurre pese al reforzamiento de seguridad en el malecón costero, con presencia de elementos de la Guardia Nacional y Ejército Mexicano, implementado apenas este fin de semana para prevenir hechos delictivos en zonas comerciales.
El incendio a “El Popeye” vuelve a poner en evidencia la vulnerabilidad del sector restaurantero en Coatzacoalcos, una ciudad que en los últimos años ha vivido una escalada de violencia contra negocios.
