


Buenos Aires.- Investigadores estudian las manchas de sangre halladas en el espejo del baño donde se encontró muerto al fiscal argentino, Alberto Nisman, anormales para un caso de suicidio porque la bala en la cabeza que mató al procurador no tenía orificio de salida, informaron ayer medios locales.
Los peritos buscarán determinar la dirección, velocidad y la trayectoria del disparo y también si la víctima estaba quieta o se movía cuando se produjo, lo cual se puede establecer según las gotas de sangre halladas
en la escena.
Tras seis días de investigación, aún no se han aclarado las circunstancias del deceso del fiscal encargado de la causa del atentado contra la mutual judía AMIA, cuyo cadáver fue encontrado en su domicilio de Buenos Aires horas antes de tener que comparecer en el Congreso para explicar una denuncia presentada contra Cristina Fernández por presunto encubrimiento a terroristas iraníes.
Aunque las primeras pericias descartaron la intervención de terceras personas, el suicidio no se confirma todavía y las contradicciones y cabos sueltos aumentan la confusión respecto a la eficacia de la investigación.
Tras no haber encontrado restos de pólvora en la mano de Nisman, la fiscal del caso, Viviana Fein, se encuentra a la espera del cotejo del ADN y del examen balístico para determinar definitivamente si la bala que mató a Nisman salió del arma calibre 22 encontrada junto al cuerpo.
El arma había sido facilitada por un colaborador, Diego Lagomarsino, quien visitó el domicilio del fiscal un día antes de la muerte y no fue registrado por los policías encargados de la
custodia de Nisman.
A pedido de la jueza de la causa, Fabiana Palmaghini, una custodia del cuerpo de Gendarmería nacional protege desde anoche a Lagomarsino, a quien ayer se le prohibió la salida del país.
También se cuestiona la distancia a la que se realizó el disparo, ya que si bien inicialmente se había apuntado que se realizó apoyando el arma sobre la cabeza o a escasos centímetros, nuevas pericias podrían indicar que la bala salió a unos 15 centímetros del cráneo, según informaron fuentes judiciales al diario Clarín.
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