

Orizaba, Ver.- Más de 14 vendedoras de esquites y elotes —muchas con más de dos décadas de trabajo en la zona de la catedral de San Miguel Arcángel— piden algo tan básico como justo: dignidad.
Y es que, a pesar de haber alimentado a generaciones de orizabeños y visitantes, son tratadas por el Ayuntamiento, encabezado por Juan Manuel Diez Francos, como si vendieran algo prohibido.
Con el pretexto de que “no combinan” con la imagen del nombramiento de Pueblo Mágico, estas mujeres han sido desplazadas, invisibilizadas y hasta hostigadas por los supervisores de comercio municipal.
