
AGENCIA
Ciudad del Vaticano.- La Iglesia Católica ha entrado en una etapa decisiva tras el fallecimiento del Papa Francisco: la elección del próximo sumo pontífice. Este proceso, conocido como cónclave, reúne a más de un centenar de cardenales en la Capilla Sixtina con el propósito de elegir al nuevo líder espiritual de los más de mil 300 millones de católicos en el mundo.
¿Quién puede ser elegido Papa?
Según el Código de Derecho Canónico, cualquier hombre bautizado, con uso pleno de la razón y que pueda ser ordenado obispo, puede ser elegido Papa. En la práctica, sin embargo, todos los papas desde el siglo XV han sido cardenales.
Los requisitos esenciales son:
*Ser hombre y estar bautizado en la Iglesia Católica.
*Tener capacidad intelectual y emocional para ejercer el liderazgo.
*Aceptar libremente el nombramiento, sin imposiciones.
*La posibilidad de que alguien fuera del Colegio Cardenalicio sea elegido es legal pero extremadamente improbable.
¿Quiénes votan y cómo funciona el cónclave?
El cónclave está compuesto únicamente por cardenales menores de 80 años, quienes se encierran en la Capilla Sixtina hasta alcanzar una mayoría de dos tercios para proclamar al nuevo Papa. El número exacto de votantes varía, pero actualmente son poco más de 100.
Durante el encierro, los cardenales emiten su voto de forma secreta. Si no se alcanza la mayoría tras varias rondas, se repite el proceso hasta lograr consenso. La señal al exterior llega mediante el tradicional humo blanco, que indica que se ha elegido un nuevo pontífice.
¿Qué factores influyen en la elección?
Aunque el Derecho Canónico establece criterios mínimos, los cardenales suelen considerar aspectos adicionales:
*Edad y estado de salud.
*Dominio de varios idiomas.
*Trayectoria pastoral y diplomática.
*Posición doctrinal frente a temas sociales y teológicos.
La elección de un Papa no es solo una decisión espiritual, sino también estratégica, considerando los retos globales que enfrenta la Iglesia.
¿Qué sigue tras la elección?
Una vez que el elegido acepta, toma un nuevo nombre papal y se presenta ante el mundo desde el balcón de la Basílica de San Pedro, marcando el inicio de un nuevo pontificado. Mientras tanto, fieles en todo el mundo permanecen a la expectativa, en oración y esperanza por la llegada del nuevo líder de la Iglesia Católica.
