Alejandro Aguilar
El Buen Tono
Córdoba, Ver.- Mientras las instituciones educativas intentan promover una alimentación balanceada, los jóvenes siguen prefiriendo las frituras, bebidas azucaradas y sopas instantáneas que encuentran fuera de los planteles. Este hábito no solo refleja un problema de salud pública, sino que también impacta económicamente a las cooperativas escolares que, obligadas a ofrecer opciones nutritivas, ven caer sus ventas frente a la competencia de puestos callejeros.
En la Escuela de Bachilleratos, Artes y Oficios, dirigida por Susana Suazo Mora, el menú de la cafetería incluye frutas, ensaladas y electrolitos para combatir el calor. Sin embargo, la directora admite que, al final de la jornada, los estudiantes corren hacia los negocios circundantes en busca de comida rápida. “Es una cuestión cultural. Modificar hábitos toma tiempo”, reconoce Suazo, mientras explica que incluso los padres de familia han manifestado dificultades para adaptarse al cambio.
La situación no es exclusiva de este plantel. Según la encuesta El Entorno Alimentario Escolar, realizada por Mi Escuela Saludable, el 96.7% de las escuelas en Veracruz aún venden comida chatarra. Además, el 90.2% carece de comités de vigilancia para regular estos productos, y en el 82.6% se siguen comercializando refrescos. Los datos del INEGI refuerzan la gravedad: en 2023, 35 menores de 25 años fallecieron por diabetes en el estado, una cifra que supera los 27 decesos registrados en 2022.
