

Alejandro Aguilar
EL BUEN TONO
Córdoba, Ver.- El cierre temporal del relleno sanitario Colorines en Nogales, que dejó sin servicio de recolección a Córdoba y municipios aledaños este 18 y 19 de junio, no es un incidente aislado. Es la punta del iceberg de un sistema de gestión de residuos fracturado por años de opacidad, proyectos mal diseñados y el incumplimiento sistemático de planes ambientales.
La opacidad es sistémica. Solicitudes de información sobre políticas de separación (folio 300546125000018) reciben respuestas fragmentadas, reflejando una cultura de opacidad que impide la rendición de cuentas. Mientras tanto, la emergencia del relleno sanitario expone la absoluta falta de planes de contingencia. La suspensión del servicio sin alternativas claras para la población evidencia cómo la basura se gestiona por crisis, no por estrategia.
Esta crisis no sólo es de Córdoba. En toda Veracruz, el 88.2 por ciento (%) de los municipios carece de sistemas integrales de recolección y reciclaje, según el diagnóstico “Cumplimiento normativo con alcance DE legalidad”. El 82.5% incumple al no crear órganos de consulta ciudadana exigidos por la ley, y el 71.2% opera sin programas municipales de gestión de residuos. La estadística es contundente: 8 de cada 10 municipios no sancionan el mal manejo de basura y evaden la cooperación intermunicipal, agravando problemas como tiraderos clandestinos y quema de desechos.
La inacción climática profundiza el caos. Municipios vulnerables identificados en el Atlas de Riesgo como Orizaba, Zongolica o Ixhuatlancillo carecen de Planes Municipales de Acción ante el Cambio Climático. El biólogo Guillermo Montealegre Quintero advierte que esto exacerba riesgos sanitarios y ambientales. Aunque algunos municipios reportan avances simbólicos, Nogales separa residuos pero solo recolectó 1.3 toneladas en 2024, Huatusco tiene programas que no reducen significativamente sus 9 mil 206 toneladas anuales, la mayoría, como Ixhuatlancillo o Atoyac, ni siquiera implementan separación básica.
