

De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba, Ver.- Un video grabado este jueves en la parada de taxis “La Sierra del Gallego”, en la Avenida 6, es la punta visible de un iceberg de impunidad, violencia y poder que parece operar bajo el manto de la polémica Fundación Job, liderada por el arribista Antonio Ramírez Reyes, hoy enquistado en el equipo de la Sindica con licencia y del Facturero.
El incidente es revelador. Yolanda (Taxi 1727), pareja de Liliana (Taxi 1135, líder del sitio), agredió física y verbalmente a un taxista conocido como “El Chilango”. Testigos y el video –que circula ya en redes y grupos de WhatsApp– desmienten su versión de “acoso”: el agredido solo buscaba un servicio. La respuesta fue desproporcionada: golpes, insultos y hasta la camisa del “Chilango” desgarrada. Pero la narrativa cambió cuando llegó la policía. Valiéndose de su condición de mujer –y, según denuncian, del respaldo de Job–, Yolanda logró que solo el agredido fuera detenido como “mando único”. Liliana, desde su posición de poder, habría declarado a sus afiliados “intocables”. Abelardo Sánchez (Taxi 1597) también habría participado en la agresión grupal.
Este no es un hecho aislado, sino un patrón que apunta al corazón de una red de influencia tejida por Job Antonio Ramírez Reyes. Este personaje emblemático de la política cordobesa acumula poder desde múltiples trincheras:
- Líder magisterial: Comanda un grupo dentro del poderoso SNTE, usando el sindicato como plataforma.
- Jefe de taxistas: Su fundación opera como brazo de control de sectores de transportistas, donde la violencia y la extorsión (“cobran muy caro”) son denuncias recurrentes.
- Fachada “social”: La Fundación Job simula asistencia social. Su verdadera moneda, acusan vecinos y rivales, son los votos. Negocia apoyos electorales a cambio de prebendas o protección, como la que exhibieron Liliana y Yolanda.
