De la redacción
El Buen Tono
Aunque la imagen popular pinta a la Generación Z como derrochadores de modas virales y tendencias en redes sociales, la realidad financiera es mucho más dura. Un reciente informe de Payroll Integrations revela que casi la mitad de los jóvenes ya ha retirado dinero de sus ahorros para la jubilación para cubrir deudas y emergencias, mucho más que cualquier otra generación: 46% frente al 31% de los millennials y 41% de la Gen X y baby boomers.
El principal destino de estos retiros no son emergencias médicas o imprevistos, sino el pago de deudas: 42% de los jóvenes que accedieron a sus fondos lo hicieron para saldarlas, mostrando la tensión entre planificar a largo plazo y cubrir necesidades inmediatas. La presión del alquiler agrava la situación; encuestas de Redfin señalan que 22% de los inquilinos jóvenes se saltan comidas y otro 22% vende pertenencias para pagar la renta, mientras que 19% pospone tratamientos médicos.
El endeudamiento educativo también pesa: los jóvenes pagan en promedio 526 dólares al mes por préstamos estudiantiles, casi el doble del promedio general, y acumulan deudas de hasta 94 mil dólares, superando ampliamente a otras generaciones. El aumento de los precios de vivienda y la escasez de opciones accesibles refuerzan esta presión, obligando a muchos a depender de tarjetas de crédito con saldos promedio de 6,730 dólares y altas tasas de interés.
A pesar de participar activamente en planes de ahorro, los retiros anticipados erosionan la capacidad de acumular patrimonio futuro. Especialistas advierten que esta generación enfrenta una carga financiera inusualmente pesada al inicio de su vida laboral, lo que podría afectar sus decisiones patrimoniales a largo plazo.
La Generación Z se encuentra así en una encrucijada: ahorrar y planear para el futuro, o usar sus ahorros como salvavidas para sobrevivir hoy en una economía cada vez más exigente.
