Ceremonias religiosas, mensajes y el levantamiento de la cruz reafirman la presencia espiritual del exlegislador en su natal Tepenacaxtla
Efraín Hernández
El Buen Tono
A doce meses del crimen que le arrebató la vida, Benito Aguas Atlahua continúa presente en la mente y el corazón de quienes lo conocieron, recordado no solo como exdiputado federal y presidente municipal con licencia, sino como un hombre cercano a su pueblo. Su asesinato, ocurrido el 9 de diciembre de 2024 a las 17:00 horas en Tepenacaxtla, municipio de Zongolica, sigue generando conmoción, pero también ha unido a comunidades que se niegan a permitir que su memoria se desvanezca.
En su localidad natal, sus hermanos organizaron una misa y un convivio al que acudieron amigos, habitantes del lugar y diversas autoridades municipales, quienes se reunieron para rendirle homenaje y compartir recuerdos que evocaron su trato cálido y su presencia constante entre la ciudadanía. Los asistentes coincidieron en que, pese al paso del tiempo, el vacío que dejó continúa siendo profundo.
El eco de su nombre también llegó a Santa Leticia, en Fortín, donde, durante la celebración en la parroquia Guízar y Valencia, se le dedicó una intención especial. Ese gesto, cargado de sensibilidad, evidenció que su figura trascendió ampliamente los límites geográficos de la montaña.


