En un giro sorpresivo en la cultura de las redes sociales, la polémica entre Karla Luna y Karla Panini ha resurgido con fuerza, avivada por la influencia de la youtuber coreana Stephanie Soo. En un reciente video de más de una hora, Soo revivió el conocido drama entre las dos comediantes mexicanas, conocidas por su dúo “Las Lavanderas”, donde se acusó a Panini de haber traicionado a Luna al tener una relación con su entonces esposo, Américo Garza.
La respuesta de Karla Panini no se hizo esperar. A través de Instagram, enfrentó la ola de críticas y la “cancelación mundial” con una serie de videos en los que, entre ejercicios y tareas diarias, ironizó sobre su situación. “Yo aquí cancelada mundialmente, mientras ustedes me estaban cancelando/funando yo estaba entrenando, haciendo ejercicio y haciendo lo que debo hacer todos los días, vivir… Punto, estar en las cosas del hogar, de los hijos, pendientes”, expresó con una mezcla de desdén y humor.
Maryfer Centeno, experta en lenguaje corporal, analizó las reacciones de Panini y sugirió que, a pesar de sus comentarios desenfadados, existe un claro malestar. Esto fue evidenciado por el tiempo y la energía dedicados a responder a las críticas, poniendo en tela de juicio hasta qué punto la cancelación en redes sociales afecta realmente a las figuras públicas.
Por otro lado, Stephanie Soo, al compartir un video en TikTok reaccionando a las historias de Panini, no necesitó palabras para comunicar su postura: sus expresiones oscilaron entre la burla y la sorpresa, especialmente al leer un mensaje en coreano con una risa contenida. Esto subraya cómo, en la era digital, las figuras públicas se encuentran bajo un escrutinio constante, donde cada acción y cada palabra pueden desatar reacciones en cadena a escala global.
Este episodio destaca no solo la persistencia del interés en las historias de celebridades, sino también cómo las dinámicas de poder y la influencia pueden manifestarse de formas inesperadas en el vasto escenario de las redes sociales. Con cada vídeo y cada comentario, la historia de Karla Panini sigue evolucionando, mostrando que, en el mundo digital, los límites entre lo público y lo privado son cada vez más difusos.
