De la redacción
El Buen Tono
Orizaba.- Está prohibido utilizar recursos públicos para propaganda personal. Sin embargo, en Orizaba todo lleva una “X”, no como símbolo de identidad o historia, sino como muestra de una demencia de poder.
El presidente municipal Juan Manuel Diez Francos ha convertido el espacio público en una vitrina personal, donde lo prioritario no es el beneficio ciudadano, sino asegurar que su sello —la “X” romana alusiva a su apellido— quede grabado.
Con cualquier pretexto, el corrupto alcalde coloca o menciona el número romano “X” del Diez. Este símbolo aparece incluso en la fachada de la nueva clínica veterinaria que se construye al norte de la ciudad, repitiendo el patrón de la rotonda instalada en el bulevar de Barrio Nuevo Belisario Domínguez, a unos pasos de la casa de uno de sus hijos.
En su momento, Diez Francos intentó justificar esta obra con argumentos “artísticos”, pero los orizabeños no olvidan que detrás de ese supuesto arte se esconde una evidente propaganda disfrazada de urbanismo.
Mientras el alcalde destina recursos a marcar su “huella personal”, hay necesidades urgentes que siguen abandonadas. El dinero que se recauda de servicios como baños, estacionamientos y multas de tránsito, en lugar de invertirse en colonias populares o en obras de utilidad social, se va en estas ocurrencias estéticas.
