Alejandro Aguilar
EL BUEN TONO
Córdoba, Ver.- Mucho antes de que se presente el último informe de gobierno del “Renacimiento”, un documento oficial desnuda la cruda realidad de una administración que ha hecho de la opacidad su norma de operación. La respuesta a la solicitud de información, emitida por la propia Unidad de Transparencia, revela que la Dirección de Recursos Humanos es, con abrumadora diferencia, el área más opaca del ayuntamiento, acumulando el mayor número de recursos de revisión interpuestos por ciudadanos a los que se les negó, ocultó o proporcionó información incompleta.
De los 93 recursos de revisión (quejas formales) presentados ante el Instituto Veracruzano de Acceso a la Información (IVAI) contra el ayuntamiento de Córdoba, la Dirección de Recursos Humanos está implicada directamente en 20 de ellos, apareciendo como área responsable o corresponsable en la mayoría de los expedientes de los ejercicios 2022, 2023, 2024 y lo que va de 2025. Le siguen en este dudoso ranking la Tesorería Municipal y la Sindicatura, evidenciando un patrón de opacidad sistémica que recorre las áreas más sensibles del gobierno.
Esta opacidad estructural no es un accidente, sino la herramienta perfecta para encubrir maniobras irregulares. El caso más reciente y emblemático es el del ingreso masivo de incondicionales del candidato Manuel Alonso Cerezo a puestos clave de la administración, una operación ejecutada al margen de todo protocolo legal de entrega-recepción.
La paradoja es cruelmente ilustrativa: Fue la propia Dirección de Recursos Humanos, la primera en opacidad, la encargada de intentar encubrir esta irregularidad. Su titular, Lucero Loyo Pérez, afirmó por escrito que no existía registro alguno de este personal, contradiciendo las declaraciones públicas del propio alcalde Martínez Flores, quien admitió en cabildo haber entregado el control operativo a Cerezo.
