Francesco Rocca, presidente de la Cruz Roja Internacional, acaba de confirmar lo que desde hace horas se veía en el aeropuerto caraqueño de Maiquetía: la ayuda humanitaria por fin llegó al país sudamericano transcurridos tres años y tres meses desde que el Parlamento democrático declarase la emergencia humanitaria.
Una debacle negada una y otra vez por el chavismo, que se ha escudado en una larga lista de excusas para negar hasta hoy la entrada de ayuda, desde que se trata de una estrategia para invadir el país hasta que la revolución tiene capacidad para dar de comer a varios países, pasando porque una frase lapidaria de Nicolás Maduro: “Un país no se desarrolla con migajas“.
Finalmente se abrieron las puertas para que siete camiones con medicinas, plantas eléctricas, insumos hospitalarios, kits para emergencia y potabilizadoras de agua viajen hasta el estado central de Aragua, donde al menos un millón de personas sobreviven en situación de necesidad.
Escasez de medicinas de hasta el 90% y hospitales públicos sin insumos y devastados por 20 años de revolución esperan la ayuda pactada entre la Cruz Roja y el gobierno bolivariano. La peor crisis económica y social en América Latina arrojará a finales de año a más de cinco millones de venezolanos más allá de sus fronteras.
“Les pedimos a todos sin excepción que no permitan la politización de este gran logro”, se curó en salud Rocca, cumpliendo así lo pactado con Maduro. “Sin politiquería, sin politización farsante y por los caminos de la legalidad y el respeto”, acuñó el “hijo de Chávez” antes de dar su visto bueno final.
