De la Redacción
EL BUEN TONO
La paralización del relleno sanitario regional de Nogales, único en su tipo en esta zona del estado, ha provocado la acumulación de más de 1,000 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos sin destino final. Este volumen equivale a casi 42 toneladas por hora, lo que, sin una pronta intervención, amenaza con desatar una crisis sanitaria en más de 50 municipios de la región. Nogales, por ejemplo, genera 18 toneladas diarias, mientras que Córdoba, Orizaba y Fortín superan esa cifra de forma considerable, alcanzando en conjunto más de 200 toneladas cada día.
Con al menos 13 municipios más cercanos, entre ellos: Maltrata, Río Blanco, Ixtaczoquitlán, Coscomatepec, Huatusco y Acultzingo. Obligados a suspender la recolección, los gobiernos locales han comenzado a acumular desechos en instalaciones improvisadas. Esta medida, lejos de ser una solución, representa un foco rojo: la acumulación prolongada por más de 72 horas puede dar paso a la proliferación de fauna nociva, malos olores y brotes infecciosos, especialmente en zonas densamente habitadas como Córdoba, donde residen más de 200,000 personas.
A pesar de la gravedad de los datos, ni la administración del relleno sanitario ni la Secretaría de Medio Ambiente (SEDEMA) han emitido propuestas concretas para contener los efectos inmediatos. Tampoco se ha activado un protocolo de contingencia que permita redistribuir la carga de residuos a otros centros regionales, lo cual deja en evidencia la ausencia de una red de respaldo en la gestión de residuos sólidos urbanos del estado.
Lo que comenzó como una disputa laboral se ha convertido, en apenas estás primeras horas en una bomba de tiempo sanitaria que afecta a una región entera. Con miles de toneladas de basura sin tratar y el silencio de las autoridades, la inacción amenaza con traducirse en consecuencias ambientales, económicas y sociales que los municipios difícilmente podrán contener por sí solos.
