

La pasión por el fútbol le corre por las venas. Mateo Chávez, hijo del recordado “Tilón” Chávez, ha comenzado a trazar su propio camino en el balompié internacional, dejando atrás el apellido para forjar una identidad propia. Con tan solo 21 años, el mediocampista mexicano fue recientemente fichado por el AZ Alkmaar de la Eredivisie y ya ha sido convocado por Javier Aguirre a la preselección mexicana que se alista para la próxima Copa Oro.
“Muy feliz, con muchas ganas de estar aquí, de aprender, de buscarme un lugar y de competir… Me estoy sintiendo bien”, compartió el joven futbolista, dejando claro que llega con ilusión, pero también con los pies bien plantados en el suelo.
El reto de competir en el medio campo
Mateo Chávez sabe que no será fácil ganarse un lugar. La zona del medio campo mexicano está plagada de talento joven y consolidado, pero el exjugador de Chivas entendió que el camino hacia la élite pasa por enfrentarse a los grandes retos. Por eso tomó la decisión de emigrar al fútbol neerlandés.
“No sé qué tanto me ponga en el radar, pero sé que en mi posición hay gente de mucha calidad, gente joven… Yo tenía que buscarme la oportunidad”, expresó con madurez.
Adaptarse a Europa, un cambio de mentalidad
La llegada al AZ Alkmaar no fue sencilla. Problemas con el visado retrasaron su incorporación al equipo, pero el tiempo en Países Bajos ha sido transformador.
“La mentalidad con la que entrenan, hasta la manera en que se alimentan, es algo de lo poco que he aprendido”, comentó, destacando la disciplina y profesionalismo del club europeo. Para él, esta nueva etapa representa una evolución no solo futbolística, sino también personal: “Todo ha sido muy rápido en mi corta carrera… Es una nueva etapa con retos importantes”.
Una oportunidad de oro en la Selección
Con la baja por lesión de Jesús Angulo, se abre una oportunidad que Mateo no quiere desaprovechar. “Voy a hacer lo que esté en mis manos para ponérsela difícil al entrenador y que pueda considerarme”, dijo, decidido a ganarse un puesto en la lista definitiva para la Copa Oro.
Bajo la dirección de Javier Aguirre y con el respaldo de figuras como Rafael Márquez, Mateo ha recibido directrices claras: intensidad, enfoque y adaptación al ritmo de juego. “Me han pedido que trabaje al máximo y que esté enfocado… Ya tendré tiempo de platicar más con ellos”, concluyó.
Mateo Chávez tiene claro que no basta con el apellido. Hoy, su historia empieza a escribirse con esfuerzo, carácter y una firme convicción: la de dejar su huella en el fútbol mexicano e internacional.
