La adrenalina del Gran Premio de Gran Bretaña 2025 no terminó con la bandera a cuadros. A pesar de una complicada carrera marcada por la lluvia y las decisiones estratégicas, fue la penalización a Oscar Piastri lo que encendió la polémica en el paddock. Max Verstappen, tetracampeón del mundo, no se guardó nada al final de la competencia y criticó duramente la sanción que, según él, cambió el rumbo de la carrera.
El australiano Piastri fue sancionado con 10 segundos por frenar antes de tiempo durante el relanzamiento tras el Safety Car, lo que los comisarios interpretaron como una infracción. La penalización no solo lo alejó del podio, sino que también permitió que su compañero de equipo, Lando Norris, se quedara con la victoria en casa, ante una afición que vibró con cada giro.
Max Verstappen, que terminó en quinto lugar, fue directo en sus declaraciones:
“Me ha pasado algunas veces que hacen eso enfrente de mí (frenar detrás del Safety Car), pero lo que se me hace raro es que Oscar sea el primero en recibir 10 segundos. No lo sé… es un poco raro, pero yo no hago las reglas”.
Aunque el neerlandés evitó señalar directamente a Piastri como culpable, sí puso el dedo en la llaga sobre un tema recurrente: la inconsistencia de las sanciones en la Fórmula 1. “Es raro”, repitió Verstappen, cuestionando la decisión que definió el destino de la carrera.
¿Decisiones al límite?
El incidente abre nuevamente el debate sobre el criterio de los comisarios y la forma en que se interpretan las reglas. Lo que para unos es una maniobra estratégica, para otros es motivo de castigo. Y en una temporada tan cerrada como la de 2025, cada punto cuenta.
La tensión no solo está entre los monoplazas, también se siente fuera de la pista. Equipos, pilotos y la dirección de carrera viven una guerra silenciosa donde cualquier decisión puede inclinar la balanza.
Con Silverstone como escenario, este episodio se suma a la lista de momentos polémicos que dan forma a una de las temporadas más intensas de los últimos años. Y si algo ha quedado claro, es que Verstappen no piensa callar cuando las decisiones arbitrales pesan más que la habilidad al volante.
