

César López Pérez
El Buen Tono
Córdoba.- A pesar del discurso de combate a la corrupción, durante la administración de Zenyazen Escobar García como titular de la Secretaría de Educación de Veracruz, el Instituto de Espacios Educativos operó como una caja chica para desviar recursos. Prueba de ello son los 13 contratos irregulares detectados, con un daño superior a los 31.8 millones de pesos, donde se documentaron pagos sin que existiera obra ejecutada, entregas incompletas y penalizaciones que jamás se aplicaron.
Estas irregularidades, avaladas por la dependencia que encabezaba Escobar García, reflejan no sólo la omisión, sino la complicidad en una red de corrupción institucional que operó con total impunidad. En vez de impulsar infraestructura educativa digna, se permitió el desvío descarado del presupuesto destinado a escuelas de zonas marginadas.
De acuerdo con auditorías oficiales, hubo una evidente discrepancia entre lo facturado y lo entregado, así como obras que simplemente nunca se construyeron, pero que sí fueron cobradas. Lejos de sancionar a las empresas responsables, el Instituto actuó con total pasividad, dejando que los recursos se esfumaran sin consecuencias.
El hoy diputado federal por Morena, Zenyazen Escobar, ha querido reciclar su imagen política con discursos populistas, pero arrastra el lastre de su paso por una Secretaría marcada por la opacidad y el desfalco.
Mientras miles de estudiantes veracruzanos toman clases en aulas deterioradas o improvisadas, el presupuesto que debió transformar su realidad fue saqueado bajo su administración.
En cualquier otro país, este tipo de actos tendría consecuencias penales. En Veracruz, simplemente se premia con una curul.
