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Morena, igual de cochina que el PRI y el PAN

Superiberia

Veracruz.- En el inicio de su gira por el Centro de Veracruz, que tocó ayer los municipios de Jamapa, Cuitláhuac y Amatlán, Andrés Manuel López Obrador arremetió contra el expresidente Calderón y el actual presidente, Peña Nieto, de utilizar al Ejército en contra de los mexicanos: “Le han dado la orden, Calderón y Peña, al Ejército y a la Marina de llevar a cabo acciones militares que le quitan la vida a seres humanos”.

Así, buscando ser “la nota”, el líder moral de Morena continúa acusando a Peña Nieto, como cuando informó que México no construye una refinería desde hace 40 años, y que ahora, hasta el negocio de la importación de gasolina le quitó el Presidente de la República a Pemex.

Pero, López Obrador no mencionó que estas acciones presidenciales fueron posibles por la Reforma Energética aprobada por los legisladores federales, y que el día de su aprobación en la Cámara de Diputados, en lugar de tratar de impedirla, se reportó enfermo… ¡le dio un infarto!

¿Ya no se acuerda el Peje que, para “justificar” su falta de presencia y de coherencia con el movimiento nacional que pretendía encabezar en contra de esa Reforma, el día más importante, cuando se requería su presencia y la de sus simpatizantes en el Palacio Legislativo Federal para evitar que los diputados como Juan Bueno, entre otros, aprobaran la Reforma Energética, se declaró “infartado”?

Demostró así que su movimiento no es auténtico. Lo hubiera sido si entonces hubiera tomado la Cámara de Diputados para impedir la aprobación de la Reforma.

Petróleos Mexicanos no produce suficientes gasolinas para cubrir la demanda nacional, y un alto porcentaje del consumo tiene que ser importado. La paraestatal importaba lo que necesitaba. Entonces, López Obrador denunció que Peña Nieto le quitó ese “negocio” de la importación a Pemex, para dárselo a tres empresas extranjeras, “de ascendencia judía”.

¿Quién estará peor, Peña Nieto por vendepatrias, o López Obrador por haberse “infartado” justo el día de la aprobación de la Reforma Energética.

A los cuatro días del supuesto infarto, ya andaba otra vez comiendo carnitas… y se le cayó el teatro. Y si no, lo retamos a realizarse las pruebas médicas necesarias que muestren las cicatrices del dichoso infarto. Lo acompañamos a ser testigos de las pruebas y publicaremos por supuesto sus resultados.

La falta de coherencia entre el decir y el hacer, está resultando en el descrédito de su movimiento. Aquí en Veracruz, lo que se le pidió a gritos durante semanas, fue su intervención enérgica en la selección de candidatos a las presidencias municipales, en donde quedó claro que a través de su dirigente estatal y con el beneplácito de López Obrador, fueron designados los candidatos más débiles, los que ofrecen menos posibilidades de triunfo.  Con su evidente estrategia de negociación política, convirtió a Morena en igual de cochina que el PRI y el PAN, más prieta, pero igual de trompuda. Entrega presidencias municipales para apoyar a Yunes en la búsqueda de la próxima gubernatura para su hijo, a cambio del apoyo de ellos a su proyecto de la Presidencia en el 2018.

Peña Nieto entregó el negocio de la importación a empresas particulares, dijo López Obrador. Si fue cierto, es claro que Peña Nieto participa ahora en ese negocio, por lo menos como socio de esas empresas.

Pero también es claro que López Obrador está utilizando a Morena para sus propios intereses. Habla y dice mucho, pero a la hora de la verdad… ¿se infarta?

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