José Juan
El Buen Tono
Fortín.– El tianguis que cada miércoles satura el bulevar Córdoba-Fortín, opera como la caja fuerte personal del presidente municipal Gerardo Rosales Victoria, quien mantiene este esquema intocable por los jugosos ingresos que genera semanalmente. Bajo la protección directa del alcalde y la complicidad del director de Comercio, Humberto Chacón, el descontrol ha traspasado todos los límites urbanos, extendiéndose hasta la zona limítrofe con Córdoba. Mientras tanto, los comerciantes formales con permisos y locales establecidos son desplazados por una mafia organizada que cuenta con venia gubernamental.
El verdadero problema radica en los grupos de vendedores ambulantes que llegan desde municipios poblanos como Tepeaca y Tecamachalco, operando bajo la coordinación de Rodrigo Cervantes Mendoza. Su modus operandi es claro y destructivo: pagan directamente al alcalde Gerardo Rosales hasta 80 mil pesos para ocupar ilegalmente banquetas y espacios públicos, evitando así el pago de permisos, terrenos o locales regulares. Esta mafia ofrece deliberadamente los mismos productos que los comerciantes establecidos con el único objetivo de quebrarlos, imposibilitando que los clientes lleguen a las galeras formales y así con el tiempo estos comercios legales quiebren.
La situación ha generado un colapso vial sin precedentes. Los ambulantes ocupan carriles completos y banquetas, mientras Tránsito Municipal permite impunemente el estacionamiento en doble y triple fila, convirtiendo el bulevar en un caos circulatorio cada semana. Vecinos y comerciantes formales denuncian la absoluta indiferencia del Ayuntamiento de Fortín, donde el desorden se ha convertido en un negocio redondo para el círculo del alcalde.
Ciudadanos denuncian que se trata de una red delictiva que distorsiona el comercio formal, invade el espacio público y enriquece ilegalmente a funcionarios, a la par de que ponen en riesgo la seguridad de los que transitan por la zona.
