

Efraín Hernández
El Buen Tono
Córdoba.- Ni la presencia del nuncio apostólico Joseph Spiteiri, embajador del Vaticano en México, fue motivo suficiente para que el presidente municipal, Juan Martínez Flores, tuviera la mínima intención de presentar una ciudad digna.
Mientras autoridades eclesiásticas de alto nivel recorrían las calles de Córdoba, el abandono urbano quedó al descubierto. Mostrando también un gobierno municipal incapaz de garantizar lo básico, una administración que prefiere la simulación a las soluciones.
