LAURA A. GARCÍA
EL BUEN TONO
Amatlán.– Lo que debería ser un sitio de respeto y memoria se ha convertido en un símbolo del descuido institucional. Bajo la gestión del alcalde Luis Arturo Figueroa Vargas, el panteón municipal de Amatlán luce abandonado, con tumbas centenarias cubiertas de basura y maleza, una imagen que ha causado indignación y dolor entre los vecinos.
El cementerio de la cabecera municipal guarda tumbas que datan de 1897 y aún más atrás, verdaderos testimonios de la historia local. Sin embargo, lejos de ser preservado, este patrimonio funerario ha sido víctima de negligencia y acciones que los habitantes califican como una falta de respeto a los difuntos. Durante las recientes jornadas de limpieza, autorizadas por el propio ayuntamiento, los trabajadores colocaron bolsas de basura, ramas y desechos sobre las lápidas más antiguas, muchas de ellas pertenecientes a niños y jóvenes de otras épocas.
“Es indignante ver cómo tiran la basura encima de las tumbas. No hay respeto, ni del alcalde ni de quienes deberían cuidar este lugar”, expresó una vecina del municipio, quien pidió que se tomen medidas inmediatas para detener el deterioro del camposanto.
El contraste es evidente. Mientras las secciones más nuevas del panteón se llenan de flores y velas por el Día de Muertos, las áreas antiguas lucen olvidadas, con muros agrietados, lápidas rotas y basura acumulada. La comunidad considera que esta situación representa una falta total de sensibilidad por parte del alcalde Figueroa Vargas y su administración, quienes no han implementado un plan de conservación ni supervisado adecuadamente las labores de limpieza.
Habitantes han exigido al gobierno municipal un programa de rescate y mantenimiento permanente para proteger las tumbas históricas, consideradas parte del patrimonio cultural de Amatlán. De no hacerlo, advierten, se estaría cometiendo un daño irreversible a la memoria colectiva del municipio.
El deterioro del panteón no solo muestra la falta de mantenimiento, sino también la indiferencia política hacia la historia y el respeto a los muertos. En Amatlán, la administración de Luis Arturo Figueroa Vargas enfrenta el reclamo de una comunidad que exige dignidad para sus difuntos y responsabilidad a sus autoridades.


