De la redacción
El Buen Tono
La Basílica de Guadalupe amaneció vibrante y llena de emoción desde el 11 de diciembre, cuando los primeros peregrinos comenzaron a llegar, ansiosos por asegurar un lugar para ‘Las Mañanitas’. Cada rincón del atrio parecía latir con el mismo fervor: cánticos, rezos y pasos que se entrelazaban en un mar de devoción.
La noche avanzaba y la explanada se transformaba en un escenario donde la fe se hacía música. Aranza dedicó ‘Amor eterno’ a la Virgen mientras los asistentes cantaban al unísono, y poco después Denisse de Kalafe, Alexander Acha y Daniela Romo se sumaban a la celebración, creando un mosaico de voces que resonaba entre los muros de la Basílica. La Sonora Dinamita y Raquel Bigorra pusieron ritmo y alegría a la noche, y los ganadores del reality ‘Vive tu fe’ cumplieron su sueño de entonar su canto ante la Morenita del Tepeyac.
El reloj marcó la medianoche y las Mañanitas comenzaron. Cada nota era un latido colectivo de agradecimiento y esperanza. Mientras algunos peregrinos lloraban de emoción, otros levantaban las manos al cielo, como queriendo tocar la fe que los unía. Las misas, los rosarios y las serenatas continuaron durante todo el día, con el flujo constante de fieles que llegaban desde distintos puntos de México y América.
Caminar por la explanada era sumergirse en un río de colores, cantos y aromas de flores. La Basílica no solo era un edificio; era un corazón que latía fuerte por millones de devotos. Entre lágrimas, sonrisas y aplausos, se respiraba un mismo sentimiento: la fe viva, la tradición y la emoción de rendir homenaje a ‘La Guadalupana’.


