Sandra González
El Buen Tono
Orizaba.- La rehabilitación de las banquetas sobre la calle Real se convirtió en un verdadero viacrucis para cientos de ciudadanos que día a día enfrentan barreras físicas, riesgos de accidentes y una evidente falta de consideración por parte del ayuntamiento. Lejos de mejorar la movilidad urbana, las obras han dejado a los peatones sin espacios seguros para caminar, esperar el transporte o simplemente trasladarse.
“Es imposible tomar el autobús en las paradas”, denunció una ciudadana. La lluvia, los bloqueos en los accesos peatonales y la desorganización de la obra convierten una tarea cotidiana como ir al trabajo o recoger a los hijos en una verdadera odisea.
Peor aún, hay riesgos que podrían derivar en tragedias. “Me tocó ver cómo un trabajador dejó encendida la cortadora de loseta mientras paseaba por la zona de obra. Te imaginas si alguien no ve el cable, lo jala o se tropieza… pueden perder extremidades”, relató un vecino, evidenciando el nulo protocolo de seguridad que se mantiene en la zona intervenida.
Una ama de casa también narró cómo terminó completamente empapada luego de hacer sus compras: “Salí del súper de la Oriente 6 con las bolsas en la mano, pero como no había paso por la banqueta, me tuve que parar en la zona de ascenso del autobús. Ahí me agarró el aguacero y el camión ni siquiera pudo frenar”.
Otro reclamo recurrente es que las paradas de autobús fueron colocadas en zonas que priorizan la circulación de vehículos particulares, no de peatones.
Con distancias de hasta tres cuadras entre una y otra, sumadas a los desvíos por las obras, la situación se vuelve insostenible, especialmente para adultos mayores, personas con movilidad reducida o que se apoyan en bastones, andaderas o sillas de ruedas.
