

De la Redacción
El Buen Tono
Orizaba.- Frente al icónico Palacio de Hierro, dos cráteres de cemento han reemplazado el área verde que por décadas dieron imagen y vida al corazón de esta ciudad. En su lugar, dos estatuas de yeso, se erigen como símbolo de una polémica transformación urbana impulsada por la administración del alcalde Juan Manuel Diez Francos.
Este acto no es un hecho aislado, sino parte de un patrón preocupante: el sacrificio de espacios verdes en nombre de un “embellecimiento” que más parece un disfraz de concreto.
